Saturday, October 27, 2007

La Web y la revolución pacífica actual

“Yo preveo un Sistema de Información Universal (SIU), el cual dará acceso a cada persona, en cualquier momento, a los contenidos de cualquier libro que se haya publicado, o de cualquier revista o dato. El SIU tendrá mini-terminales computarizadas individuales, puntos de control central para el flujo de informaciones, y canales de comunicación que incorporan miles de comunicaciones artificiales desde satélites, cables y líneas láser. Aún la implementación parcial del SIU afectará profundamente a cada persona, sus actividades recreativas, y sus desarrollos intelectual y artístico. …Pero el verdadero rol histórico del SIU será romper las barreras para el intercambio de informaciones entre naciones y pueblos.” (Saturday Review/World, 24 de Agosto de 1974, citado en The human rights movement, 1969-1979, traducción de YEL.)

"I foresee a universal information system (UIS), which will give everyone access at any given moment to the contents of any book that has ever been published or any magazine or any fact. The UIS will have individual miniature-computer terminals, central control points for the flood of information, and communication channels incorporating thousands of artificial communications from satellites, cables, and laser lines. Even the partial realization of the UIS will profoundly affect every person, his leisure activities, and his intellectual and artistic development. …But the true historic role of the UIS will be to break down the barriers to the exchange of information among countries and people." (Saturday Review/World, August 24 1974, cited in The human rights movement, 1969-1979.)

Andrei Sakharov, eminente físico nuclear soviético, Premio Nobel de la Paz 1975


Lúcidas palabras proféticas concebidas en la mente privilegiada de un hombre sabio.

Todavía no hemos llegado allí, pero estamos en buen camino, a pasos firmes y seguros…

Con la locura de las celebraciones de la llegada del tercer milenio de la era cristiana, que de forma desafiante a toda corrección aritmética fue celebrada con el arribo del 2000, diversas listas de hechos y personajes significativos del pasado milenio fueron compiladas y publicadas. En una de ellas, seleccionada por el canal de televisión por cables A&E, el alemán Johannes Gutenberg encabezó la lista de las personas más influyentes del segundo milenio por su invención de la imprenta, herramienta que revolucionó y multiplicó la difusión de los conocimientos, ideas y registros humanos. El calibre de las otras luminarias en la lista hace parecer inicialmente sorpresiva la selección, pero en una segunda reflexión la decisión toma bastante sentido: Varios eventos capitales ulteriores de la historia recibieron impulsos decisivos del invento de Gutenberg: el Renacimiento, la Reforma Protestante, y la posterior Revolución Científica.

Nosotros, los humanos del final del siglo XX y del siglo XXI, somos extremadamente afortunados por vivir en una era revolucionaria de similar relevancia. La World Wide Web (WWW) o simplemente la Web, disponible al público partir de 1993, ha revolucionado otra vez totalmente el almacenamiento, difusión y acceso de la información y el conocimiento. El hombre responsable de su concepción inicial, el humilde y modesto británico Tim Berners-Lee, merece ir a la historia como lo hizo Gutenberg. Que no vaya a pasar olvidado como el incógnito inventor de la rueda.

Los jóvenes que nunca conocieron el mundo sin la Web quizás no logren captar la magnitud de dicho invento en su auténtica dimensión. Solo pocos años antes de que fuera disponible la Web, cuando preparaba un proyecto para mi tesis de grado universitario, para acceder a un viejo y oscuro artículo que salió publicado en Commnications of the ACM en 1966, no tuve más remedio que llamar por teléfono a un amigo en Nueva York para que lo buscara en la biblioteca pública de esa ciudad, lo fotocopiara y me lo remitiera a Santo Domingo por el correo aéreo (el “low-tech mail” que usábamos antes y hoy está moribundo, aunque todavía vigente). Tiempo total: unas dos o tres semanas, por los retrasos del correo. Con un servicio postal óptimo: cinco o seis días. Hoy día con unos simples pulsazos de teclas y ratón (mouse), sentado frente a una pantalla de computadora, puedo tranquilamente acceder a ese artículo y no me tomaría más que 5-10 minutos encontrarlo. Ni hablar de que Google, Wikipedia y todos sus parientes eran todavía solo sueños remotos de algunos.

Desde hace varios años, cuando navego por la Web me maravillo de todos los conocimientos que se pueden adquirir allí, de Google, de Wikipedia, de los grandes libros de la humanidad disponibles gratuitamente (Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Great Books Index - hay muchos otros portales). Me entero y me sorprendo de lo que está sucediendo con la tecnología y las ciencias. La neurociencia, la biogenética, la psicología evolucionista, la sociobiología, etc., etc. Nada de que sea un experto en ellas, solo un simple curioso que desea conocer y aprender un poco. O repaso y aprendo más sobre la historia. Trato de entender la filosofía. Y la economía…

Recientemente he caído víctima de una adicción: Youtube. Allí he descubierto una masa de joyas de videos de legendarios intérpretes de música clásica de décadas pasadas (Arrau, Rubinstein, Richter, Horowitz, Heifetz, Menuhin, Furtwangler, Karajan,…), o de mi cantante preferida Nana Mouskouri, o de Ennio Morricone, o Aznavour. Nunca me imaginé que iba a poder tener disponible instantáneamente tantas joyas para mi deleite (entiendo el terreno gris que pueda existir allí con respecto al derecho del autor. Es un tema que con seguridad eventualmente va a ser solucionado para el beneficio de todas las partes).

Seis años atrás, el 23 de julio de 2001, escribí y envié un mensaje electrónico a mis amigos que contenía el siguiente párrafo:

Con la llegada del Internet y la WWW realmente se ha dado inicio a la verdadera democratización de los conocimientos y la cultura. Toda esa masa de informaciones, la mayoría gratuita, está allí, lista para el consumo de los que tengan acceso al Internet. Solo falta que se difunda, abarate y popularice dicho acceso. Cuando eso ocurra, la ventaja ya no será de quienes tengan mayores recursos económicos para comprar los libros, videos, discos, enciclopedias, etc., etc., sino de quienes sean más curiosos y tengan mayores habilidades para buscar y asimilar las informaciones.

Depende de todos nosotros, de cada uno de ustedes amigos lectores. Pueden decidir pasarlo por alto, no aprovecharlo y quizás nada suceda. Pero también tienen la posibilidad de abrir sus apetitos y ayudar a sus hijos (si tienen), y a otros, a hacer lo mismo para que devoren, absorban y experimenten con sus mentes y sentidos toda esa masa disponible de conocimientos y cultura, legados maravillosos de nuestra humanidad.

P.D.: Listo abajo dos interesantes artículos sobre la utilización de la Web:

Del blog my 2-k cents: Las 5 herramientas básicas para un profesional en la era 2.0
Del blog mi.cro.bio: Ciencia en la era 2.0

Gráfica: Map or Globe World Wide Web
Fuente: © John Vernon Dreamstime.com

Nota: Este texto fue escrito por el autor y publicado previamente, el 5 de octubre de 2007, en el blog Los Diletantes: La Web

Thursday, October 25, 2007

El Optimismo y Karl Popper

Esta entrada del primer día de este blog está dedicada al Optimismo.

Ayer, miércoles 24 de octubre de 2007, se publicó en Nature [1] la noticia de la identificación de la zona celebral humana que incide sobre el optimismo, por parte de investigadores de neurociencia de la Universidad de Nueva York. No está clara todavía la implicación de esto sobre los tratamientos contra la depresión. Pero es esperanzador. Quizás en el futuro tengamos también herramientas contra el pesimismo y podamos inyectar más optimismo a los humanos.

El filósofo Karl Popper (1902-1994), uno de los intelectuales más importantes del siglo XX, fue un permanente optimista que tenía fe en el progreso humano. Frente al pesimismo de muchos con respecto a la cultura moderna, Popper expresó:

“..…he de coincidir con los pesimistas cuando señalan que casi delibradamente educamos a nuestros hijos a acostumbrarse a la crueldad y la violencia, exponiéndolos a películas crueles y violentas en el cine y la televisión. Desgraciadamente, puede decirse casi otro tanto de la literatura moderna. Sin embargo, como optimista puedo decir que a pesar de todos nuestros intentos por propagar la violencia, aun quedan en el mundo muchas personas buenas y dispuestas a ayudar. Y a pesar de lo que pueden decir todos los pesimistas culturales sobre el carácter odioso de nuestra época –y que en ocasiones es bastante convincente- quedan aún muchas personas que se sienten felices de estar vivas.

Los pesimistas apuntan a la decadencia moral y política, a la desconsideración de los derechos humanos que todos creíamos garantizados. Tienen razón. Pero ¿tienen también razón cuando culpan esto a la ciencia y a su uso en la tecnología? Sin duda, no. Y el optimista señala que la ciencia y la tecnología han hecho posible una modesta prosperidad a los pueblos de Europa y América y que han desterrado de grandes zonas del mundo la ominosa pobreza y el sufrimiento del siglo pasado.

..…En la historia de la humanidad ha habido subidas y bajadas. Puede coexistir una gran riqueza con una gran depravación, y la properidad artística puede darse simultáneamente a un declinar del sentimiento humanitario y la buena voluntad. ….., en mi larga vida, he sido testigo no sólo de regresión sino de claras muestras de progreso. Los pesimistas culturales que no desean admitir que nuestra época y nuestra sociedad tenga nada bueno, están ciego a esto y ciegan a los demás. Creo que es perjudicial que intelectuales destacados y admirados digan continuamente a la gente que, en realidad, viven en el infierno. De este modo, no sólo les hacen sentirse insatisfechos –y esto no sería tan malo- sino también infelices. Les depojan de la alegría de vivir. ¿Cómo terminó su obra Beethoven, que en su vida personal fue profundamente desgraciado? Con el Himno a la alegría de Schiller.

Beethoven vivió en una época de frustradas esperanzas de libertad. La Revolución Francesa había concluido con el reinado del terror y el Imperio de Napoleón. La restauración de Metternich eliminó el ideal de democracia y agudizó el antagonismo de clases. La pobreza de las masas era terrible. El Himno a la alegría de Beethoven es una apasionada protesta contra el antagonismo de clases por el que se divide a la humanidad; mientras que Schiller dice: “fuertemente dividida” (streng geteilt), Beethoven cambia estas palabras en un lugar, para un arranque coral, y escribe: “insolentemente dividida” (frech geteilt). Sin embargo, no conoce el odio de clases; sólo conoce el amor a sus congéneres. Y casi todas sus obras terminan en espíritu de calma, como la Misa Solemnis, o de alegría, como las sinfonías y el Fidelio.

Muchos de nuestros artistas actuales han sucumbido víctimas de la propaganda pesimista acerca de nuestra cultura. Creen que su tarea es presentar lo que consideran un mundo horrible o un período histórico horrible de una forma horrible. Es cierto que también algunos grandes artistas del pasado hicieron lo mismo; piénsese por ejemplo en Goya o Käthe Kollwitz. Esta crítica social es necesaria, y debe ser profundamente conmovedora. Pero su significación no debe estar en la lamentación, sino más bien en la llamada a superar el sufrimiento, como en Las Bodas de Fígaro, obra plagada de crítica a su época. Está llena de ingenio, sátira e ironía; pero también contiene una significación profunda. Hay en esta gran obra mucha seriedad e incluso aflicción, pero también mucha alegría y una vitalidad desbordante.” [2, 3]

Es posible proyectar la aplicación de las palabras de Popper hacia otras esferas más allá de la cultura, y los intelectuales y artistas. Pienso en nuestro enfoque cuando reportamos y/o comentamos noticias en los medios de comunicación y la blogsfera. En las conversaciones personales con amigos y familiares. En los comentarios de los profesores a sus alumnos, y viceversa. En los mensajes electrónicos que enviamos o reenviamos a otros.

Como bien lo expresó Popper, “Todos los seres vivos van a la búsqueda de un mundo mejor.” [4] Todos buscan mejorar o evitar el deterioro de su situación, desde los organismos unicelulares hasta las plantas y los más compejos animales. En esa búsqueda interviene el ensayo y error. Éxitos rotundos también pueden crear nuevas situaciones problemáticas (por ejemplo, la sobrepoblación por los avances de la medicina y nutrición). No hay otro camino que seguir la búsqueda constante de soluciones. Y para los seres sociales como los humanos, las soluciones dependerán en gran medida de la cooperación y los aportes de todos.

Ayudaría un poco más si en vez de sólo externar descontentos, quejas y críticas sobre lo que ocurre en nuestro entorno inmediato, la sociedad, o hasta la humanidad y el mundo, nos tomásemos el tiempo para reflexionar sobre ello. Y así posiblemente podamos ingeniar, sugerir y ser parte activa de las soluciones.


Notas
[1] Kerri Smith, “Optimism brain regions identified”, Nature News, 24 de octubre de 2007, http://www.nature.com/news/2007/071024/full/news.2007.191.html.

[2] Karl Popper, parte de su discurso pronunciado el 26 de Julio de 1979, con motivo de la inauguración del Festival de Salzburgo, titulado “La autocrítica creativa en la ciencia y en el arte”, In search of a better world. Lectures and essays from thirty years, trad. española (En busca de un mundo mejor) 3ra. reimpresión, Barcelona: Paidós, 1996, 284-286.

[3] Pueden también leer este artículo en inglés sobre la utilización del arte para retratar los horrores del siglo XX: Theodore Dalrymple, “A Lost Art”, City Journal, Spring 2001, http://www.city-journal.org/html/11_2_urbanities-a_lost_art.html.

[4] Karl Popper, “Un resumen a modo de prefacio”, In search of a better world. Lectures and essays from thirty years, trad. española (En busca de un mundo
mejor
) 3ra. reimpresión, Barcelona: Paidós, 1996, 10.


Foto
Field Of Sunflowers With Sky And Clouds
© Peter Zaharov Dreamstime.com

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