I
Preámbulo
ٕLas causas ecologistas y medioambientales están actualmente muy de moda. Desde hace un buen tiempo muchísimos son los grupos y personas que las apoyan, una buena cantidad —posiblemente la mayoría— motivada por real convicción propia, otros cuantos por simple moda, y también prestigio e imagen ante los demás.
La necesidad de proteger el medio ambiente quizás no amerita demasiado esfuerzo de convencimiento. El cambio climático, en una buena medida de origen antropogénico por las emisiones de los gases de efectos invernadero, es un tema central (aunque no único) en esa causa, y ya ha hecho sus estragos en el mundo. De no tomarse las medidas correctivas y paliativas de lugar, las consecuencias que se anticipan para las décadas futuras son aún más graves: sequías, inundaciones, desaparición de zonas costeras, incremento de las tormentas en cantidad y fortaleza, mayor diseminación de enfermedades tropicales, etc.
Pero en lo que respecta a la conservación de las especies, su importancia puede ser menos evidente. ¿Por qué debe realmente el Homo sapiens preocuparse por la preservación de otras especies de animales, plantas y otros seres vivos?
II
Aportes de las plantas y los animalesTanto las plantas como los animales juegan papeles esenciales en la existencia de los humanos. Esa parte es bastante evidente e indisputable.
Las plantas convierten la luz solar en oxigeno y absorben el dióxido de carbono (CO2), un proceso vital para la vida en la Tierra. Su existencia es también fundamental para el medioambiente. Muchas plantas también son nuestras fuentes de alimentos, y realizan el mismo papel para algunos animales de ganado, e incluso para otras plantas (en forma de fertilizantes). De las plantas también extraemos las materias primas para muchos objetos, maderas, papeles, celulosas, vitaminas, medicinas, cosméticos, resinas, fibras, carbón, etc. Con la creciente demanda por los combustibles biológicos, se agrega otro papel protagónico a las plantas.
De las criaturas del reino animal, usamos un número de especies como fuentes de alimentos, animales de carga y transporte, mascotas, compañeros, guardianes, etc. Algunas pobres criaturas cumplen la labor —muchas veces degradante y penosa— de entretener a los humanos, exhibidas en los circos, como luchadores en las corridas y lidias de toros, combatientes en las peleas de gallos, o como simples víctimas de las crueles cazas deportivas. Otras nos “facilitan” sus lanas, pieles, pelos, grasas, y hasta hormonas, colágenos, enzimas, proteínas y órganos. Muchas sufren miserablemente como las víctimas de nuestros experimentos e investigaciones médicas y psicológicas (que por desgracia en la etapa actual de la ciencia y tecnología aún no tenemos todavía sustitutos viables y confiables para reemplazar esas pruebas con seres vivos). El estudio de la fisiología de algunos animales enriquece nuestras investigaciones sobre posibles curas a enfermedades humanas. Y para que algunas de esas especies existan y podamos aprovecharlas, deben existir otras que les sirvan de alimentos.
Hasta aquí todo es bastante evidente, y ninguna persona sensata lo disputaría. Lo que se torna menos evidente es ¿por qué preocuparnos más allá de la preservación de ciertas especies de plantas y animales (y otras formas de vidas incluyendo hongos y bacterias) con cuya existencia las necesidades humanas se pudieran, en teoría, satisfacer?
III
Extinciones de especies en masa
Para contestar esa pregunta válida es pertinente aclarar primero que las extinciones han ocurrido desde el inicio de la vida en la Tierra. En el estado natural normal se estima que aproximadamente anualmente desaparece una por cada un millón de especies, y otra nueva surge, manteniendo así el equilibrio [1].
Estudios científicos también han determinado que en los últimos 500 millones de años han ocurrido cinco episodios de cataclismos naturales que ocasionaron extinciones en masa, de entre 50 hasta 95 por ciento de las especies [1, 2].
Algunos estiman que estamos actualmente presenciando la sexta extinción en masa, la del período Holoceno. La diferencia con las anteriores es que en la actual la causalidad no es tanto producto de cataclismos naturales, sino de la intervención de una única especie, la nuestra, el Homo sapiens. Las deforestaciones, el cambio climático, las cazas y pescas sin control, la devastación de los hábitats, la contaminación ambiental, etc., todos productos de nuestra especie.
La estimación conservadora del ritmo actual de las extinciones es de 100 veces superior al ritmo en estado natural, pero otros estiman que es entre 1000 y 10000 veces superior [1, 3].
IV
Razones para preocuparnos
Aunque la biodiversidad se ha recuperado en la Tierra tras cada episodio de extinción en masa, la recuperación es extremadamente prolongada: en cada ocasión tardó entre 10 y 100 millones de años [3].
Dada la presencia e intervención ubicua del hombre en todo el planeta, es muy posible que en esta ocasión la biodiversidad no pueda ser recuperada. A menos que también desaparezca el Homo sapiens [4]. En ese sentido el ejemplo de Chernóbil (Chernobyl) es bastante triste y dramático: tras el desastre nuclear del 1986, desaparecieron de la zona contaminada los humanos, pero la vida no se resignó, y en ausencia de los humanos ha vuelto a florecer allí en forma notable un ecosistema, con su flora y fauna [5].
Existe el importante y delicado tema del ecosistema, de la interrelación entre los seres vivos, sus dependencias unas de otras. La desaparición de una especie muchas veces puede trastornar el equilibrio del ecosistema, entre cuyas posibles consecuencias está la desaparición de otras especies.
Preservar el medio ambiente ayuda a preservar el ecosistema (y las especies que lo componen), pero lo mismo es cierto a la inversa. La degradación de uno los dos puede inducir a degradaciones continuas de ambos, por influencias mutuas.
El valor de los “servicios ocultos” que nos ofrecen los ecosistemas del mundo es estimado en unos 50 billones de dólares al año, aproximadamente igual a la suma del producto nacional bruto de todos los países del mundo. Y esa cifra se refiere solo a servicios que ocurren naturalmente, sin incluir los beneficios de las explotaciones que realizamos [6].
Pero supongamos que la desaparición de una especie en particular no trastorne realmente el ecosistema, ¿aún así deberíamos preocuparnos?
La respuesta sigue siendo sí. Y existen razones de diversas índoles para justificarla.
Para los religiosos, está el tema de la creación divina, ¿cómo no proteger y tratar de preservar parte de esa creación? ¿Cómo dejar que parte de esa creación desaparezca por causa de nuestras acciones?
Pero sin llevarnos por motivaciones religiosas, existen otras justificaciones puramente humanas.
Desde el punto de vista moral y filosófico, de la misma manera como, justa y correctamente, protegemos las obras maestras de arte universal, preservándolas para las futuras generaciones, las especies merecen similar protección. ¿Qué pensarán de nosotros las futuras generaciones si por nuestra negligencia e indiferencia desaparecen los osos polares, las ballenas, los anfibios, los tigres, los gorilas, etc.? Ningún cuadro de Giotto, Rafael, Rembrandt, o Picasso podrá sustituir esas desapariciones. Ni tampoco lo harán el Partenón, las pirámides de Giza, las Cariátides, o la Piedad.
En otro ángulo filosófico y moral, está también el tema del valor intrínseco de los seres vivos, muchos de los cuales comparten nuestra capacidad para sentir dolor y temor. Es un campo abordado por algunos filósofos utilitaristas (Peter Singer, entre otros) y recientemente Martha C. Nussbaum ha agregado su enfoque de capacidades al tema. Aunque ha sido aplicado mayormente para defender los derechos de los animales, si se puede atribuir valor intrínseco a seres individuales, defender el derecho de existencia y evitar la desaparición de especies tiene igual sentido.
Si todo lo anterior no es suficiente para convencer, todavía queda el enfoque puramente egoísta: la existencia de la biodiversidad tiene un inmenso potencial de beneficios para la humanidad [1, 2, 3, 4, 7]. Y eso incluye a todos los tipos de seres vivos, animales, plantas, hongos, bacterias, etc.
Se han descubierto bacterias que degradan el petróleo crudo y producen metano [8]. Algunas pudieran ser usadas para auxiliar las labores de saneamiento tras los derrames de petróleo [9]. En Chernóbil (Chernobyl), el lugar de desastre nuclear del 1986, se ha descubierto hongos que usan la radioactividad para producir energía y reproducirse [10]. Y a unos tres kilómetros debajo de la superficie terrestre, algunas bacterias utilizan menas de uranio, en vez de la luz solar, para producir energía [11]. Esos son solo algunos descubrimientos “exóticos” más recientes.
Una gran cantidad de especies aún no han sido estudiadas por los científicos. Muchas otras aún no han sido ni siquiera descubiertas [12].
Toda esa riqueza de especies, de materiales genéticos, aún por estudiar contiene un gran potencial de beneficios para futuros avances en la medicina, fisiología, genética, alimentación, tecnología energética, etc. De perderla ahora el futuro de los humanos, de nuestra especie el Homo sapiens, sería menos brillante. Y ciertamente también menos seguro.
Notas y Fuentes
[1] Julia Whitty, “Gone: Mass Extinction and the Hazards of Earth's Vanishing Biodiversity”, Mother Jones, 25 de abril de 2007, http://www.motherjones.com/news/feature/2007/05/gone.html (18 de abril de 2008).
[2] Charles Q. Choi, “Greatest Mysteries: What Causes Mass Extinctions?”, Live Science, 8 de agosto de 2007, http://www.livescience.com/strangenews/070808_GM_mass_extinctions.html (16 de marzo de 2008).
[3] Steve Connor, “The Big Question: How quickly are animals and plants disappearing, and does it matter?”, Independent, 2 de enero de 2007, http://www.independent.co.uk/environment/nature/the-big-question-how-quickly-are-animals-and-plants-disappearing-and-does-it-matter-430489.html (17 de marzo de 2008).
[4] Jerry Coyne y Hopi E. Hoekstra, “The Greatest Dying”, The New Republic, 24 de septiembre de 2007, http://www.truthout.org/issues_06/092507EC.shtml (29 de septiembre de 2007).
[5] Rusty Rockets, “Chernobyl: No People But A Thriving Ecosystem”, Science a GoGo, 7 de octubre de 2005, http://www.scienceagogo.com/news/chernobyl_environment.shtml (19 de abril de 2008).
[6] El número es 50 000 000 000 000. La cifra dada en la referencia [4] es 50 trillones de dólares, a la usanza de los EUA. En dicha usanza un billón equivale a mil millones, y un trillón a mil billones. Seguimos aquí la usanza “correcta”: un billón equivale a un millón de millones, y un trillón a un millón de billones.
[7] E. O. Wilson, “What About the Rest of Life?”, Time Magazine, 13 de marzo de 2008, http://www.time.com/time/specials/2007/article/0,28804,1720049_1722077_1722010,00.html (14 de marzo de 2008).
[8] Katharine Sanderson, “Oil-eating bacteria make light work of heavy fuel”, Nature News , 12 de diciembre de 2007, http://www.nature.com/news/2007/071212/full/news.2007.375.html (12 de diciembre de 2007).
[9] Blackwell Publishing Ltd., “A Hope For Oil Spill Bioremediation”, ScienceDaily, 17 de mayo de 2005, http://www.sciencedaily.com/releases/2005/05/050517063708.htm (20 de abril de 2008).
[10] Kate Melville, “Chernobyl Fungus Feeds On Radiation”, Science a GoGo, 23 de mayo de 2007, http://www.scienceagogo.com/news/20070422222547data_trunc_sys.shtml (13 de diciembre de 2007).
[11] Kate Melville, “Exotic Underground Bacteria Thrive On Radiation Rather Than Sunlight”, Science a GoGo, 20 de octubre de 2007, http://www.scienceagogo.com/news/20060919234956data_trunc_sys.shtml (20 de abril de 2008).
[12] Los científicos han identificado aproximadamente 1.8 millones de especies, pero se estima que existen mucho más especies. Algunas fuentes estiman que el número total de especies en la Tierra es entre 5 y 100 millones: Andrea Thompson, “Greatest Mysteries: How Many Species Exist on Earth?”, Live Science, 3 de agosto de 2007, http://www.livescience.com/strangenews/070803_gm_numberspecies.html (16 de marzo de 2008).
Imágenes
Animalia Diversity
Plants
Wikimedia
http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:Animalia_diversity.jpg
http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:Plants.jpg
Showing posts with label Biodiversidad. Show all posts
Showing posts with label Biodiversidad. Show all posts
Monday, April 21, 2008
La conservación de las especies: ¿por qué preocuparnos?
Posted by
YEL
at
4:32 AM PERMALINK
9
comments
Labels: Biodiversidad, Cambio Climático, Conservación de Especies, Ecología, Extinción
Subscribe to:
Posts (Atom)