Monday, December 22, 2008

El último gesto del genio

El hombre yacía inconsciente en su cama. Había entrado en ese preámbulo a la partida de la vida terrenal el día anterior y dos días antes ya le habían administrado los últimos sacramentos. El gran genio creador, el indomable, el irreverente, el domador de las adversidades y forjador de su propio destino estaba ahora irremediablemente postrado, a la espera de la señal para dejar este mundo. Entre las tres y cinco de la tarde su partida ya parecía inminente. Repentinamente, brilla un rayo, suena un trueno, y toda la habitación se ilumina (afuera estaba cubierta de nieves). En ese instante el hombre abre sus ojos, y con una severa expresión en su rostro ―casi amenazante― levanta su mano derecha, el puño cerrado. Parecía querer expresar «Poderes hostiles, ¡os desafío! ¡Afuera! ¡Dios está conmigo!». O como un valeroso comandante alentando a sus tropas: «¡Valor soldados! ¡Adelante! ¡Confiad en mí! ¡La victoria es segura!» (palabras textuales del testigo presencial [1, p. 308]). Era su último gesto desafiante, breve en duración, pero de un simbolismo vasto. El brazo erguido retorna a su posición inicial, su aliento se expira y se asienta el punto final al drama de vida. Termina así su heroico tránsito de cincuenta y seis años y tres meses por la vida. Era el lunes, 26 de marzo de 1827. El lugar: Viena, su ciudad adoptiva. El personaje: el inmortal Ludwig van Beethoven [2].

La inmortalidad no le llega en esa fecha; ya era inmortal desde mucho antes.

Viena lo despidió como a un rey con una ceremonia apoteósica que tuvo lugar tres días más tarde, el 29 de marzo, a las tres de la tarde. Veinte mil personas se congregaron frente a su casa (Schwarzspanierhaus), las escuelas fueron cerradas, y los militares estuvieron en servicio para preservar el orden. Figuras notables de las artes estuvieron presentes en la imponente ceremonia fúnebre. Entre los portadores de antorcha que marcharon junto a la procesión estaba su admirador Franz Schubert, quien al año siguiente también dejó el mundo con tan solo treinta y un años (¡un verdadero desperdicio de genio!), y fue enterrado al lado del maestro.

El dramático gesto final de Beethoven simboliza uno de los rasgos distintivos de su vida: un espíritu indomable que nunca se doblegó ni se postró ante las adversidades, nunca dejó de luchar. Tratándose de uno de los grandes, la divinidad o la naturaleza le concedió esa última oportunidad, justo antes de su partida, para reafirmar ese rasgo, dejándonos claro que es así como debemos recordarlo. Y así lo recordamos [3].

En sus luchas Beethoven no siempre salió victorioso. La sordera pudo más que su voluntad y lo aisló socialmente. Contra esa terrible y cruel enfermedad para un músico no tenía remedios, pero la forma como se enfrentó a ella es asombrosa y admirable: continuó componiendo, y creó sus piezas cumbres con su sordera y a pesar de ella. Él no tuvo la dicha escuchar muchas de sus propias obras. Los que sí podemos escucharlas todas somos muy afortunados.

El pasado martes, 16 de diciembre de 2008 se cumplió el 238.º aniversario del nacimiento de Beethoven [4], ocasión propicia para recordarlo. Cuando quise empezar a escribir esta entrada ese día en la noche me encontré en la televisión la película Copying Beethoven (2006) y de ninguna manera podía desperdiciar la oportunidad de verla [5], así que este texto tuvo que ser pospuesto (y lamentablemente el tiempo se complicó hasta hoy).

Como no sé si el maestro me va a escuchar —leer— si le expreso aquí mis felicitaciones tardías, mejor simplemente proclamo con humildad mi agradecimiento a Beethoven, el genio que continúa y continuará sirviendo de inspiración a muchos y toca diariamente el alma de millares de seres alrededor del mundo. Sentir lo que transmite la música de Beethoven les ayuda a muchos de ellos recordar que son humanos [6].


Notas
[1] A.W. Thayer, D. Hermann y H. Riemann, The Life of Ludwig van Beethoven, vol. 3, revis., correc. y ed. H.E. Krehbiel, 2.ª imp., Nueva York: Beethoven Association, 1921, http://www.archive.org/details/lifeofludwigvanb03thay (17 de diciembre de 2008).

Los otros volúmenes están también en el Internet Archive: Vol. 1 http://www.archive.org/details/lifeofludwigvanb01thay y Vol. 2 http://www.archive.org/details/lifeofludwigvanb02thay.

[2] Anselm Hüttenbrenner, amigo de Beethoven y uno de los dos testigos presenciales (la otra persona era la cuñada del compositor), le narró esta escena en 1860 a Alexander Wheelock Thayer, autor de la biografía clásica de Beethoven (ver la nota anterior).

[3] El idealista Romain Rolland valoró profundamente a Beethoven, por su genio musical, su fe en la humanidad y la dimensión heroica de la trayectoria de su vida. Escribió tres libros sobre el compositor. Una versión en inglés de su libro Vie de Beethoven (1903) está en el Internet Archive:

R. Rolland, Beethoven (Vie de Beethoven), trad. inglesa B.C. Hull, 3.ª ed., Londres: Kegan Paul, Trench, Trubner and Co., Ltd., 1919, http://www.archive.org/details/rollbeethoven00rolluoft.

El original en francés (7.ª edición de 1914) está en: http://www.archive.org/details/viedebeethoven00roll.

[4] Beethoven fue bautizado el día 17 de diciembre de 1770. Aunque no se ha establecido con absoluta certeza su fecha de nacimiento, se supone que nació el día anterior. El 16 de diciembre era también la fecha en que se celebraba sus cumpleaños.

[5] Copying Beethoven me pareció una buena película, sobre todo porque presenta un aspecto poco conocido generalmente: el Beethoven de su último período produjo una música intelectual y revolucionaria en forma que fue poco accesible para sus contemporáneos. (Incluso notables compositores, como Tchaikovsky décadas más tarde, no se mostraron favorables a esos experimentos de su último período). Aún hoy día, casi dos siglos más tarde, creo que para una persona familiar con el Beethoven «normal» (el del estilo heroico de su Sinfonía Heroica, Quinta Sinfonía, Concierto Emperador, etc.) encontrarse por primera vez con las obras de su último período (sobre todo sus últimas sonatas para piano y cuartetos de cuerda) puede ser una experiencia chocante. Por lo menos pasó conmigo cuando conocí por primera vez sus últimas sonatas para piano.

Es oportuno aclarar que la película Copying Beethoven presenta elementos ficticios: el personaje de la asistente-copista fue inventado, y Beethoven no dirigió la orquesta en el estreno de su Novena Sinfonía, aunque sí estuvo al lado del director.

Otra buena película sobre Beethoven es Immortal Beloved (1994), que la vi hace unos años. Sobre ese filme también es prudente aclarar que añade elementos ficticios (de bastante envergadura): Karl, el sobrino de Beethoven, resulta al final ser su hijo, producto de su relación con su cuñada, la cual resulta ser la destinataria de la famosa carta a la Amada inmortal (!). Imaginación y osadía sí que no le faltaron al guionista.

[6] El pasado miércoles 13 de agosto de 2008 tuvo lugar en Santo Domingo el concierto Todo Beethoven para conmemorar el 35.º aniversario del Teatro Nacional de la República Dominicana (inaugurado el 16 de agosto de 1973). Fue una ocasión única por cuanto en una misma noche fueron interpretadas dos grandes sinfonías de Beethoven: la quinta y la novena. El maestro José Antonio Molina realizó una estupenda labor dirigiendo la Orquesta Sinfónica Nacional y el coro. Tuve el privilegio y la dicha de presenciar y disfrutar de ese concierto único, y sentir el espíritu del genio de Beethoven.

Entrada anterior relacionada: Aproximación a la Novena Sinfonía de Beethoven (3 de diciembre de 2007).

Imágenes
Ludwig van Beethoven. Retrato por Carl Jaeger. Fuente: Wikimedia Commons http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Beethoven_wiki.jpg

Funeral de Beethoven. Pintura por Franz Stober. Fuente: Wikimedia Commons http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Beethoven_Funerals.jpg

La casa en Bonn donde nació Beethoven. Fuente: Wikimedia Commons http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Beethoven_house_of_birth_Bonn_2008.jpg

Música para el alma (5)



Daniel Barenboim interpreta a Ludwig van Beethoven: la Sonata para piano n.º 14, Claro de luna, 1.er movimiento.

El nombre con el que se conoce comúnmente esta sonata, Claro de luna, realmente no lo puso el compositor, sino que fue sugerido posteriormente por el poeta y crítico musical Ludwig Rellstab. El subtítulo original de Beethoven para esta obra fue «quasi una fantasia».

Los otros movimientos de esta misma interpretación de Barenboim están en:

2.º movimiento: http://www.youtube.com/watch?v=zs0QAA0eItU&feature=related.

3.er movimiento: http://www.youtube.com/watch?v=YJeD8ckihN8&feature=related.

Disfruten.

Wednesday, September 17, 2008

The Pianist, películas y otros temas

Transcurridos poco más de diez meses, uno de mis amigos destinatarios del mensaje electrónico reproducido en la entrada anterior (The Hours) respondió con un atento mensaje en el que, a parte de hablar sobre esa película y varias otras, tocó también el tema de la educación y la responsabilidad de ser padres. A continuación reproduzco, con mínimas correcciones, mi respuesta, de fecha sábado, 10 de abril de 2004, al mensaje que me envió M.A.C. Le he añadido los enlaces y las notas. Por razones de privacidad, he omitido los nombres. (Ambos mensajes, al igual que el original, fueron copiados también a varios otros amigos).

From: Y.E.L.
Sent: Saturday, April 10, 2004 8:33 PM
To:
Cc:
Subject: Abundando más sobre "The Hours" y otros

M.:

Gracias por tu mensaje, que aprovecho para comentarte y/o abundar sobre algunos temas que han sido tocados.

Es un hecho establecido que Virginia Woolf fue abusada sexualmente de niña por sus hermanastros, lo que seguramente dejó huellas terribles en su trágica vida, aunque sus ataques depresivos, que eventualmente produjeron su suicidio, pudieran haber tenido un origen físico independiente de los episodios de su niñez.

Comparto plenamente tu inquietud sobre la responsabilidad de ser padres, a pesar de que aún no he procreado hijos. Un símil perturbador que se puede plantear es el siguiente: cuando uno tiene un cachorro dóberman, tiene la posibilidad de criarlo para convertirlo en un perro salvavidas o un perro asesino. En cierta medida pasa igual con los hijos. La vida de las personas está determinada por decisiones que se toman y por las acciones que se derivan de ellas, sean ellas tomadas por sí mismas, por otras a su alrededor (sus padres, familiares, tutores, etc.), y por otras más no tan a su alrededor pero que gravitan sobre la sociedad donde ellas viven (los políticos, economistas, etc.). Yo no me siento con ninguna autoridad para emitir sermones o dar consejo alguno en cuanto a la forma de criar los hijos, pero sí deseo compartir lo que desde hace un tiempo me da vuelta en la mente, sobre todo en estos últimos tiempos convulsos. Pienso que todos los padres harían un gran favor a sus hijos y a la humanidad si se tomaran la tarea y el tiempo de darles a conocer a sus hijitos lo mejor que ha producido la humanidad, el gran legado cultural que ha producido la especie humana, algo que permanecerá con las generaciones futuras, mucho después de que las luchas, las dificultades, los protagonistas y antagonistas actuales hayan desaparecido de la Tierra. ¿De qué manera? Sencillamente tómense un tiempito diario para leerles e inculcarles el amor por la gran literatura (que puede ser a la hora de acostarse), para hablarles de los hombres que han cambiado la historia humana, para compartir con ellos lo mejor de la música, etc. No hablo que imponerles ciertos patrones o gustos [1], sino de simplemente darles desde pequeñitos la oportunidad de conocer las diferentes y maravillosas gamas del legado cultural humano, porque pienso que si, desafortunadamente, ese contacto no se produce desde pequeñitos, existirán pocas posibilidades de que luego lleguen a amar y disfrutar realmente de ese legado. Ahora, ¿qué beneficios existe en conocer y apreciar lo mejor de lo que ha producido la humanidad? Pienso (y esto es solo una apreciación personal mía sobre la cual por el momento no puedo aportar datos estadísticos, ni estudios académicos realizados) que el estar en contacto y apreciar algo perdurable, algo que va más allá del tiempo actual, algo que si algún día nos visitaran seres inteligentes de otros planetas les mostraríamos con orgullo, otorga a la persona cierta fortaleza espiritual, ciertos pilares de apoyo y bases de soporte que son necesarios, sobre todo en estos tiempos de incertidumbre. También aprenderían a apreciar más a la humanidad, por ende posiblemente también a las personas individualmente [2].

Volviendo al cine, la cinta que más me ha gustado en los últimos 9-10 meses (posterior a The Hours y The Pianist) ha sido In America (del irlandés Jim Sheridan y titulada en Santo Domingo Tierra de sueños), que me dejó una profunda impresión. La pongo en mi preferencia por encima de otras de películas calidad estrenadas en Santo Domingo durante ese período: algunas excelentes de la pasada Muestra de Cine de Santo Domingo, otras como Hable con ella, Ciudad de Dios, Mystic River, 21 Grams, Love Actually, Master and Commander..., The Last Samurai, Cold Mountain, Lost in Translation, etc. Una real pena que In America haya durado sólo dos semanas en las salas de estreno de Santo Domingo (alcancé a verla dos veces), porque muchas personas seguramente la pasaron por alto.

Ahora que mencionas a No Man’s Land (que no la he visto [3]), te recomiendo (si aún no las has visto) dos películas que también abordan el tema de los Balcanes: Underground del bosnio-serbio Emir Kusturica y Ulysses' Gaze (La mirada de Ulises) del griego Theo Angelopoulos. La primera una gran sátira con coloridos al estilo Federico Fellini, y la segunda un extenso poema visual que peca ocasionalmente de ser superlenta. En esta última, protagonizada por Harvey Keitel, aparece en cuatro personajes diferentes la actriz rumana Maia Morgenstern, que hace el papel de la Virgen María en la recientemente estrenada La pasión de Cristo. Coincidencialmente ambas películas son superlargas (cerca de tres horas) y recibieron respectivamente el 1.er y 2.º premio del Festival de Cannes de 1995.

Por otra parte, si te gustó la trilogía Bleu-Blanc-Rouge de Krzysztof Kieslowski (de las tres me gustó más Rouge, pero no he tenido la oportunidad de ver su Decálogo), disfrutarías también de Zerkalo (The Mirror o El espejo) del ruso Andrei Tarkovsky, de quien aguardo por ver Solaris [4], su respuesta a 2001: odisea del espacio de Kubrick. Los que tienen acceso al canal Europa Europa (http://www.europaeuropa.tv) pueden ver en este mes de abril todos los martes a las 10:00 p. m. una película del gran Tarkovsky. El martes, 13 de abril de 2004, presentará a Alexei Rublev, una extensa saga histórica, en blanco y negro, de más de tres horas de duración. Tarkovsky, que era un gran admirador y amigo del japonés Akira Kurosawa, afirmó que cada vez que iba a rodar una nueva película veía de nuevo la película Los siete samuráis del gran director japonés. Kurosawa, por su parte, afirmó, no sé si por reciprocidad producto de la cortesía japonesa o era real, que cada vez que iba a empezar un nuevo proyecto, re-visitaba la película Alexei Rublev.

Sobre Chicago y Moulin Rouge, que realmente me gustó más la última (la ambientación fue excelente, la utilización de la música aún no original también, Nicole Kidman también estuvo muy bien), no pretendo disputar tu apreciación, solo deseo aprovechar la oportunidad para recordar a otra gran película musical que permanece en mi memoria All That Jazz de Bob Fosse. De esa época data también la película que más aprecié en mi adolescencia: Julia de Fred Zinnemann. Vanessa Redgrave interpreta a Julia, una joven rica estudiante norteamericana que hace uso de su gran riqueza para apoyar a la causa obrera y ayudar a los judíos perseguidos por los nazis en la Viena de los años 30. Me enamoré realmente de ese personaje. Su amiga, la reconocida dramaturga norteamericana Lillian Hellman, es interpretada por Jane Fonda. Posteriormente he leído, para mi decepción, que esa historia fue producto de la imaginación de Lillian Hellman, y no real como ella quiso presentarla. Vanessa Redgrave ganó el Óscar a la mejor actriz de reparto por esta película, suscitando protestas debido a su apoyo público a la causa de los palestinos.

Retomando The Hours, me topé con ella en la televisión por cable hace unos meses, ya mitad empezada, y aún luego de haberla visto tantas veces en relativamente tan poco tiempo, algunas de sus escenas me seguían conmoviendo. Posterior a mi mensaje, leí en la revista Smithsonian que el compositor Philip Glass [5], autor del excelente tema musical de esa película, es un reconocido y respetado compositor sinfónico vanguardista contemporáneo. Esto me trae a la mente un tema: el cine está contribuyendo a la creación de excelentes composiciones musicales orquestales contemporáneas: Ennio Morricone (cuyo tema más conocido es el que compuso para La misión, pero ha compuesto otras maravillas. Tengo dos excelentes CD con recopilaciones de sus composiciones para el cine [6]); el gran Vangelis (Carros de fuego, 1492, y espero con ansias para fines del año Alexander, película sobre Alejandro Magno que está en filmación bajo la dirección de Oliver Stone [7]); Theodorakis (Zorba). Por cierto, aguardo por ver la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Atenas, donde la música estará a cargo de Theodorakis y Vangelis [8].

Sobre El pianista, el mismo tema del holocausto ha sido tratado en otras dos excelentes películas recientes La lista de Schindler y La vida es bella (existe otra mucho menos conocida Train de vie [Tren de vida], una sátira al estilo de la película del italiano Roberto Benigni). El Premio Nobel de Literatura (2002) y sobreviviente de Auschwitz, el húngaro Imre Kertész, en su libro de ensayos Un instante de silencio en el paredón (2.ª ed., Barcelona: Herder, 2002) dedica unas páginas a comentar sobre La vida es bella y La lista de Schindler, y se muestra mucho más favorable y receptivo hacia la película italiana, a la que clasifica no como una sátira o comedia, sino más bien una tragedia. Califica, por el contrario, de «kitsch» (cursi) a la película de Spielberg [9], carente de real autenticidad en su retrato del espíritu del holocausto y de los campos de concentración nazi. Con la autoridad moral que le otorga el ser un sobreviviente de Auschwitz, es difícil disputarle a Kertész su punto de vista, pero puede ser que esté un poco prejuiciado contra la procedencia de Spielberg y su película (Hollywood, EUA). Solo deseo señalar algunos puntos con respecto a El pianista: primero Kertész no la comenta en su libro porque su libro fue anterior a la película. Su director Roman Polanski, por otra parte, también fue un niño judío perseguido en su Polonia natal, por lo que esto le confiere mayor autoridad moral para relatar la historia, que, por lo demás, está basada en un personaje y hechos reales. Luego de haberla visto tres veces, me he percatado de que la película de Polanski, a parte de su poderosa fuerza y belleza en conjunto, presenta una serie de detalles muy sutiles que si el espectador logra captarla obtiene muchas informaciones sobre esa gran tragedia, que pocas otras fuentes las proporcionan (ciertamente no las proporcionan La lista de Schindler, ni La vida es bella): la existencia de la policía judía trabajando para las autoridades nazis. El hecho real de que no todo era solidaridad, fraternidad y compasión mutua entre los mismos judíos dentro y fuera de los campos de concentración (el piano de la familia fue vendido a un precio irrisorio; la escena del niñito vendiendo su caramelito a precios de especulación, etc.) El hecho trágico de que toda la maquinaria destructiva de la Alemania nazi abarcó a personas y ciudadanos comunes, personas igualmente humanas con sentimientos y preocupaciones, como todo el resto de la humanidad. Esto fue sutilmente ilustrado en varias escenas: la conversación entre los dos soldados alemanes, cuando usaban los lanzallamas para incendiar el hospital donde se había refugiado el protagonista. Uno de los soldados le pregunta al otro sobre la salud de su madre, y el otro le cuenta de su preocupación por ella. Otra escena: en la mesa del capitán Hosenfeld, quien salvó la vida del protagonista [10], está el retrato de su esposa e hijos. Eran, al fin y al cabo, personas humanas como todos los demás y no monstruos de otro mundo. Otra escena: cuando Szpilman (el pianista protagonista) escucha en su refugio la conversación en el apartamento contiguo entre dos amantes, el tono y las palabras de la mujer la retrata como una persona que todos considerarían dulce, tierna, sensible, etc. Cuando Szpilman produce un ruido delatador con una lata, aparece la mujer rubia cual poseída por el espíritu maligno y le vocifera que le muestre la identificación y luego trata de delatarlo como judío. La histeria y locura se habían apoderado de las masas, incluyendo a las personas normales y corrientes. Lo más trágico y absurdo para mí viene presentado en dos escenas adicionales: observando nostálgicamente a su bella amiga chelista, que ahora ya casada le proporciona refugio temporal en su casa, escucha a ésta interpretar una obra de Johann Sebastian Bach, uno de los pilares de la cultura alemana, siendo en ese momento Polonia ocupada brutalmente por Alemania. También, en su último refugio, la casa semidestruida que se convierte luego en un cuartel militar nazi, Szpilman escucha escondido al capitán Hosenfeld interpretar en el piano las bellas notas de una sonata de Beethoven [11], otro orgullo de la cultura alemana (y ciertamente de la humanidad). Lo trágico y absurdo: ¿cómo un pueblo que ha aportado tanto a la humanidad y la cultura humana, llegó a permitir la barbarie de su gobierno nazi?

Bueno, este mensaje ya se ha extendido quizás demasiado, pero espero que esto sea excusable dado que tenía ya un tiempo sin enviarles nada.

Saludos,

Bye – Y.

P.D.: Un tema que daría para mucho más líneas y pensamientos es lo que en los últimos días me ronda en la mente: tengo la impresión de que la gran mayoría de las personas por unas que otras razones no llega a desarrollar todo su potencial, lo que va en detrimento de sí misma, de la sociedad en conjunto y de la humanidad. Así, para poner un caso extremo, solo la imaginación puede contestarnos hasta dónde podría llegar el pobre niñito que está mendigando en un semáforo de tener la educación y la alimentación necesarias, y unos padres responsables. Pero, sin llegar a ese extremo, simplemente observen atentamente a su alrededor, a sus personas conocidas, y seguramente encontrarán muchos ejemplos de esto. Parte de la responsabilidad de los padres y de la sociedad en conjunto debería ser contribuir a desarrollar el 100% del potencial de sus hijos.


Notas
[1] En un mensaje electrónico posterior, del viernes, 8 de abril de 2005, aclaré lo que quise decir con no imponer ciertos patrones y gustos:

«Cuando me refería a que no se trataba de imponerles gustos y patrones a los hijos, me estaba refiriendo al hecho de que uno puede introducirles a los hijos a la grandes manifestaciones y creaciones artísticas (ciertamente también a otros temas como, por ejemplo, las ciencias, los deportes, el amor por la naturaleza y animales, etc.); puede y debe enseñarles a respetar todos esos temas, pero al final, dependerá de los hijos qué gustarles y qué no. Podemos exponerles a los niños a la música de Mozart, enseñarles a respetarla, esforzarse por hacerles gustar de ella, pero no hay garantías de que les vaya a gustar. Puede que terminen prefiriendo a Bach y no gusten de Mozart, o simplemente no les gusten la música clásica, pero sí el jazz. Y quizás, muy desafortunadamente por cierto, ni siquiera gusten del todo de cualquier tipo de música, pero sí son fanáticos de la literatura, el cine, o las matemáticas, o el baloncesto. Yo creo que la responsabilidad y el deber de los padres en esto llegan hasta el exponer a sus hijos a esos temas, y enseñarles a respetarlos.

»En esto entiendo que la genética juega un papel importante. Ahora se habla de que uno puede tener un celebro predominantemente masculino o femenino (que no tiene nada que ver con el sexo del portador del celebro en sí). En el futuro lo más probable es que con un simple análisis genético (de una hebra de cabello, por ejemplo) se pueda saber mucho sobre los posibles gustos y la personalidad de una persona. Luego, llegará un momento en que mediante la manipulación genética podamos pre-diseñar el físico, la personalidad y los gustos de los hijos, pero ya eso es otro largo tema para quizás otra ocasión (personalmente pienso que el mundo será mucho más aburrido cuando eso suceda)».

[2] Este párrafo y la postdata aparecen reproducidos también en una entrada anterior: ¿Hasta dónde llega su empatía? (20 de noviembre de 2007).

[3] Hay varias películas con el mismo nombre de No Man’s Land. La referida aquí es la del director bosnio Danis Tanovic (quien también fue el guionista y compuso música original para esa cinta) del año 2001. Esa magnífica película ganó el Óscar del 2002 en la categoría de Mejor Película en Lengua Extranjera. Pude finalmente verla en la televisión por cable hace como dos años.

[4] Varios meses después del mensaje tuve la oportunidad de ver Solaris. En el 2002 salió una versión moderna (estadounidense) de Solaris, del director Steven Soderbergh, con George Clooney y Natascha McElhone como protagonistas. Esta versión, que la vi antes que la versión de Tarkovsky, es excelente, y más accesible que el filme del director ruso.

[5] Dentro del portal oficial de Philip Glass pueden escuchar parte de algunas de sus composiciones.

[6] En febrero de 2007, Ennio Morricone fue galardonado merecidamente con el Premio Honorífico de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, correspondiente al año 2006, por sus magníficos aportes, a lo largo de su carrera, a la música en el cine.

En el este enlace de Youtube, existe un video con parte de la música de La misión, dirigida por el mismo Morricone (en Arena di Verona, 2002).

[7] Desafortunadamente, tanto la música de Vangelis como la película en sí, Alexander, me decepcionaron.

[8] Tanto la inauguración como la clausura de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 fueron magníficas. Claro, Beijín 2008 superó todas presentaciones anteriores, tal como se esperaba. Zhang Yimou, el gran cineasta chino, realizó una espléndida labor dirigiendo ambas ceremonias en Beijín.

Aclaración agregada el 22 de diciembre de 2008, 2:42 a. m.:
Vangelis había dirigido la parte artística del pase de la bandera olímpica a Grecia durante la clausura de los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, pero finalmente ni Vangelis ni Theodorakis participaron en la dirección de las ceremonias de Atenas 2004.

[9] Spielberg originalmente ofreció a Polanski la dirección de La lista de Schindler, pero éste lo rechazó. No se sentía emocionalmente preparado en ese momento (1993) para abordar un tema tan trágico e intenso que le tocó vivir directamente. Hace unos años leí que cuando Polanski vio la película de Spielberg le pareció demasiado sentimental, especialmente el uso de la niña vestida de rojo.

Algo notable sobre la película El pianista es su discurso terso ―sin escenas superfluas o alargadas innecesariamente―, absolutamente desprovisto de cualquier sentimentalismo. Si recuerdo bien, en toda la película solo hubo una breve escena de lágrimas (la amiga de Szpilman cuando ve al pianista marchar, junto a la multitud, hacia el gueto). La historia y la narración están, sin embargo, llenas de una poderosa y convincente fuerza. Una gran muestra de la maestría de su director.

Polanski, cuya madre murió en la cámara de gas de Auschwitz, y quien logró salvarse gracias a la nobleza, gentileza y valor de otros (algo similar al caso de Szpilman), ha conocido personalmente el horror y la maldad humana en su máxima expresión. Su esposa Sharon Tate, embarazada de ocho meses, fue brutal y despiadadamente asesinada en 1969. El sentimentalismo sencillamente no tiene cabida para un ser humano que ha sufrido todas esas experiencias. (Y lo mismo creo que aplica a la mayoría de las personas que han vivido de primera mano las guerras, para no hablar de los atroces genocidios y las violencias sin sentidos).

[10] El capitán alemán Wilhelm Hosenfeld no solo salvó la vida de Szpilman, sino que también ayudó a proteger a otros polacos, incluyendo judíos. Falleció en un campo de concentración soviético en 1952. Pueden encontrar más informaciones en este enlace de Wikipedia.

[11] La pieza de Beethoven es el primer movimiento de su Sonata para piano n.º 14, Claro de luna. Si la memoria no me falla ahora (hace ya más de cuatro años que vi esa cinta por última vez), en la película no aparece Hosenfeld interpretando la pieza, pero sí se escucha la pieza en una escena que presenta a Szpilman escondiéndose. En mi caso interpreté la escena como el capitán tocando el piano en la otra sala, pero posteriormente he pensado que bien pudo haber sido solo el fondo musical acompañando la escena. En cualquier caso, pienso que la escena es un recordatorio de lo absurdo de esa gran tragedia.

Imagen
The Pianist, Lyubov Popova (1914). Fuente: Wikimedia Commons
http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:Lyubov_Popova_-_The_Pianist.jpg



Sunday, August 31, 2008

The Hours

Lamentablemente las limitaciones del tiempo no me permiten escribir tanto como me gustaría. Reproduzco a continuación, con mínimas correciones, un mensaje electrónico que envié a varios amigos, el martes, 20 de mayo de 2003, con relación a la película The Hours (del director Stephen Daldry, 2002), que es una de mis favoritas.

From: Y.E.L.
Sent: Tuesday, May 20, 2003 3:22 AM
To:
Subject: The Hours

Mis estimados:

Desde hace varias semanas he estado siendo perseguido por el deseo de escribirles un mensaje para comentarles un poco la fortísima impresión que me dejó la película The Hours (Las horas). Lamentablemente diversos factores me habían impedido concretizarlo. Entre esos factores estaban la escasez del tiempo y la visita de Morfeo (el señor y amo de los sueños) a estas horas de la madrugada (que son las horas que frecuento el espacio cibernético), venciendo mi voluntad y deseo. Sin embargo, quizás el factor más importante era que simplemente no sabía con claridad qué exactamente plasmar en este mensaje.

Hoy, empero, con la ayuda de una dosis de chocolate caliente (una de mis debilidades) cerca del mediodía, que me ha dejado todo el día entero hiperactivo, parece que por fin toma forma el mensaje.

Existen películas que cuando acabo de verlas me dejan impactado y pensativo por un buen rato, sentado en la butaca de la sala del cine, sin deseos de salir de la sala. Son películas que de alguna manera me tocan profundamente. Películas como The Mission (La misión), Gandhi, Shine, Schindler’s List (La lista de Schindler), Moulin Rouge, etc. El impacto que describo se puede manifestar igualmente en el contacto con otras manifestaciones artísticas. Así, ese mismo tipo de impacto se percibe ocasionalmente cuando uno tiene la dicha de haber presenciado una gran interpretación de una pieza musical en una sala de concierto, solo que en esos momentos uno no se queda pensativo y callado, sino que se levanta de su asiento y aplaude con vehemencia, como deseando descargar la emoción percibida y contenida dentro de uno. No he tenido la fortuna de encontrarme con una pintura que me cause un impacto tan profundo y conmovedor que casi me haga llorar (como he leído que pasan con algunas personas, pero no he sido uno de esos afortunados). No lo hizo ni siquiera la Guernica de Picasso.

Recientemente pasaron por nuestras salas dos de esas películas. La primera de ellas fue The Pianist (El pianista) del afamado director polaco-francés Roman Polanski, en una función de una sola noche, hace poco más de dos meses, de un sábado en el pasado Festival de Cine de Santo Domingo. Lamentablemente la película aún no ha llegado a las salas comerciales del país. Si en alguna ocasión tienen la oportunidad de verla, no la dejen pasar. Es realmente un gran tributo al espíritu humano, basado en una historia real, con bellísimas piezas musicales de Chopin, a parte de mostrar hasta dónde puede conducirnos la intolerancia de los hombres. Es otra película que fácilmente la vería una o dos veces más.

La otra película fue The Hours, la cual vi un total de cuatro veces (!) en las seis a ocho semanas que estuvo proyectándose en las salas de estreno de Santo Domingo. Pensarán que soy ridículo, pero amén, si ustedes han recibido este mensaje es porque son amigos míos de confianza y no temo que vayan a pensar que soy ridículo.

¿En qué consiste esa especie de fascinación que me provocó la película The Hours? En su bellísima música (creo que original para esa película), usada magistralmente para dramatizar muchas escenas. Su extraordinario (en la acepción fuera-de-lo-ordinario) libreto y montaje (edición), con las escenas de las tres historias entrelazadas fluidamente. Las brillantes actuaciones de las tres actrices principales. Pero por encima de todo eso, creo que la película contiene escenas y diálogos que impactan profundamente y/o que llaman a la reflexión seria (por lo menos ocurrió conmigo).

La primera escena que me fascinó fue la de Virginia Woolf junto a su sobrinita realizando el «funeral» de la pequeña ave. La parte final de esa escena, con Virginia Woolf recostándose en el suelo y viendo a la difunta ave, dramatizada con el excelente tema musical de la película, muestra a la gran escritora compasiva (y quizás extraordinariamente sensible), cual tratando de comunicarse con el alma de la criatura (o quizás con Dios), mientras su hermana y los niños, ocupados en juegos triviales, permanecen totalmente ajenos a su introspección. La segunda escena fue la que se desarrolló en la estación del tren entre Virginia Woolf y su esposo. Las palabras que salieron de los labios de Nicole Kidman, interpretando a la escritora desgarrada por la existencia hiper-llana de Richmond, declarando finalmente que si tuviera que elegir entre esa vida y la muerte, preferiría esta última, tocan hondamente a las fibras. La escena concluye con unas palabras sabias: «You cannot find peace by avoiding life» («No puedes encontrar la paz evitando la vida»). La otra escena que deja mucho que pensar fue la escena de la Sra. Dalloway (Meryl Streep) con su hija, cuando le cuenta que en sus visita a Richard (el poeta) se siente llena de vida, pero a la vez percibe que éste le lanza esa mirada como diciéndole «Your life is so trivial» («Tu vida es tan trivial»), llena de cosas diarias, rutinarias. ¿No es eso realmente atemorizante que la vida de uno solo consista de esos detallitos rutinarios, sin rumbo, ni objetivos por los que verdaderamente valgan la pena luchar?

A mí se me hizo incomprensible que Chicago haya ganado el Óscar a la mejor película por encima de The Hours, y también de The pianist y hasta de Gangs of New York (con el perdón de M.). Me resulta aún más extraño por el hecho de que Moulin Rouge no haya ganado el año pasado (perdonen ahora L. y M.O.), siendo, para mí, una mejor película que Chicago.

Bueno, ya es suficiente, y paro ahora mis divagaciones a estas horas de la madrugada. Si algunos de ustedes tienen comentarios u opiniones, ¡sean estos bienvenidos!


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Virginia Woolf a sus 20 años. Foto por George Charles Beresford (1902). Fuente: Wikimedia Commons
http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:VirginiaWoolf.jpg



Friday, August 15, 2008

Las fantasías del conductor

A veces tenemos prisa por llegar. Bastante prisa. Tanta que quisiéramos que nuestro vehículo se elevara unos metros ―al estilo batimóvil o las naves de La guerra de las galaxias― y vuele directo hasta nuestro destino. Como se elevaría a una altura diferente autorizada para cada vehículo, no encontraría obstáculos ni chocaría con otros.

Por cuanto eso no es aún posible en este planeta Tierra con la «atrasada» tecnología de principios de siglo XXI, en vez de eso quisiéramos que los demás vehículos y transeúntes se apartaran automáticamente de nuestro camino, tan pronto estén en el horizonte de nuestro vehículo, tal como las presas asustadas que esquivan a sus cazadores.

Naturalmente, eso tampoco sucede siempre. Existe la posibilidad de aplicar la filosofía de Maquiavelo: arrastremos todos los que se interpongan en nuestro camino, que allá vamos sin detenernos, sin pisar frenos. El fin justifica los medios. Bueno, para eso se necesitaría un supercoche que combine la fortaleza de un tanque blindado de guerra con la velocidad de un auto de Fórmula I. El problema es que tal vehículo aún no existe. Y de existir, el inconveniente sería que tendríamos que elegir una de las siguientes posibilidades: vivir en una selva sin ley, tener contratado un costoso equipo de brillantes abogados para sacarnos de los apuros legales, o estar dispuestos a pasar un largo tiempo detrás de las rejas.

Entonces le toca el turno a esta otra fantasía: si tan solo tuviésemos un auto de Fórmula I, pero (y esto sí que no puede faltar) hecho de material indestructible, recubierto de componentes amortiguadores (para la protección en los choques, aligerando las sacudidas y evitando las traumas indeseadas), que pueda transportarnos sin detenerse, sin la necesidad de esquivar los «necios» vehículos o transeúntes que aparezcan en nuestras rutas. Como los otros vehículos también estarían recubiertos de esos amortiguadores hechos de material «inteligente», indestructible y altamente flexible, choques por aquí, choques por allá, nunca causarían daños, solo pequeñas vibraciones, menos perceptibles que las sacudidas de los aviones.

Esa posibilidad, claro, existe actualmente solo en la fantasía. Y de existir la tecnología, esa solución tampoco parece ser demasiado inteligente. Mejor aún serían los coches guiados automáticamente por computadoras, que negocian automáticamente unos con otros para darse pasos mutuamente de acuerdo a las prioridades de los pasajeros. Si varios vehículos tienen pasajeros con la misma alta prioridad, automáticamente el primero recibirá la preferencia, o se pudiera establecer otros criterios para determinar las preferencias en tales circunstancias.

Para llegar a eso nos faltan aún muchos años. Mientras tanto existe esta otra posibilidad que es mucho más factible: nos convertimos en el superconductor, el superhumano, el más habilidoso, el más ágil, el que tiene la mejor vista, con los sentidos más alertas. ¿Imprudencia, choques? Qué va. Ni los mencionen. No chocaríamos contra esos «obstáculos indeseables» (es decir, los otros vehículos, los transeúntes, algunos animalitos o animalotes, unos cuantos árboles, etc.) porque con nuestra habilidad de superconductor claro que siempre podremos rebasarlos sin peligro o esquivarlos a tiempo, sin importar nuestra soberbia velocidad. Y que conste que no es por vanidad que manejamos a esa velocidad exagerada y extravagante, ni por el deseo de sentirnos superior a los demás conductores (o ¿será que es por eso?) Tampoco mencionen que es por el deseo de impresionar a los otros. O que nos hartamos de tantos embotellamientos y tantos vehículos en las calles. Nada de eso. Es sencillamente que tenemos la «necesidad» de transitar rápido para llegar rápido. Quizás se nos olvidó que teníamos que salir a tiempo; quizás valoramos mucho nuestro tiempo ―tanto que lo sobrevaloramos― y no deseamos «desperdiciarlo»; quizás ya estamos cansados y queremos llegar pronto para descansar. O quizás estamos simplemente divirtiéndonos con la velocidad, o echando una carrera de autos con amigos en plena calle, para liberar la adrenalina y sentir excitación. O quizás nos cae mal la lentitud o el aspecto del conductor del vehículo que va delante de nosotros, y necesitamos dejarlo atrás. Muchos otros quizás…

Quizás sí pasamos por alto que mientras nuestro ego, capricho y fantasía navegan por esas esferas, seguimos siendo humanos, simples humanos. Quizás también nos olvidamos de que cada vida humana es única e irrepetible, demasiado invaluable para arriesgarla tontamente. Y quizás sea ya demasiado tarde cuando nos recordamos de todo eso [1].


Nota
[1] Lamentamos mucho el trágico accidente automovilístico ocurrido hoy viernes, 15 de agosto de 2008, en la carretera La Romana-Higüey, en la zona este de la República Dominicana. Lo expresado en este texto no pretende, de ninguna manera, indicar, insinuar o especular sobre el posible origen del trágico suceso.

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Batimóvil de los años 1960. Fuente: Wikimedia Commons
http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:1960s_Batmobile_(FMC).jpg


Sunday, August 10, 2008

Música para el alma (4)



Mstislav (Slava) Rostropóvich (1927-2007) interpreta a Johann Sebastian Bach: el Preludio de la Suite n.º 1 para Violonchelo en Sol mayor (G major), BWV 1007.

Rostropóvich fue un gran amigo de Alexander Solzhenitsyn (1918-2008), fallecido hace pocos días. En medio del intenso acoso del régimen soviético al Premio Nobel de Literatura 1970, Slava apoyó a su amigo y lo albergó en su casa. Rostropóvich y Solzhenitsyn compartían, ante todo, una característica en común: eran artistas de excepción y seres humanos de principios e integridad moral.

Monday, July 21, 2008

Ada Byron, condesa de Lovelace: algunas reflexiones

Los lectores que acceden este espacio a través del Google Reader o de algunos de los lectores o agregadores de RSS ―feed o fuente de Web― de Windows (por ejemplo, leyendo los feeds desde el Internet Explorer) posiblemente hayan pasado por alto o confrontado dificultades para leer el artículo sobre Ada, publicado el 14 3 de julio de 2008, con el título de:

Ada Byron, condesa de Lovelace: precursora de la programación, visionaria de la informática

Existe un límite en cuanto al tamaño de las entradas de los RSS para poder ser leídas por esas herramientas (deben ser aparentemente menores de 100 Kbytes).

Por su naturaleza, el trabajo sobre Ada sobrepasa ese límite. Traté de buscar la manera de reducir el trabajo o simplificar su formato para conformarlo a ese límite, pero finalmente decidí no hacerlo, por creer que le restaría bastante, y opté mejor por poner este aviso.

Invito a los estimados lectores a que visiten dicho artículo y les agradezco sus comentarios, críticas o sugerencias, que son siempre bienvenidos y apreciados.

A continuación reproduzco, sin cambios, la sección de ese artículo donde presenté algunas consideraciones personales respecto a lo que la vida de Ada puede ilustrarnos (originalmente había pensado en dejar esas reflexiones para una entrada aparte). Acerca del tema de la educación, referida en esas consideraciones, en la segunda parte de la entrada ¿Hasta dónde llega su empatía? (20 de noviembre de 2007) también expuse algunas reflexiones personales.

Consideraciones personales sobre Ada Byron, la condesa de Lovelace

Recorrer y conocer la historia de Ada –como la de otros personajes de relieve– pueden tentar a la búsqueda de lecciones y conclusiones de aplicabilidad general. Compartimos a continuación algunas de ellas, que hemos sacado desde nuestra óptica personal.

En primer lugar, el papel fundamental que juega la educación en la vida de las personas, su rol vital en el desarrollo de todo el potencial de cada persona. En el caso de Ada, de no haber recibido esa «educación especial» enfatizada en las matemáticas desde pequeña es muy posible que nunca hubiésemos visto las Notas, al menos no de su pluma. Ada, sin dudas, tenía predisposición y talento natural para la ciencia de los números y una viva imaginación, pero de no haber sido educada para ser versada en las matemáticas y de no haberse tenido contacto con otras disciplinas del saber –produciéndole el despertar de su curiosidad intelectual–, no hubiese producido lo que legó al mundo.

En segundo lugar, el talento natural, el carácter personal, la educación y la práctica disciplinada, todos conjugados, aún no garantizan los resultados exitosos. Es necesario que existan las oportunidades y las circunstancias propicias para que el individuo poseedor todos esos factores desarrolle y explote su potencial –idealmente al máximo– y llegue al éxito. Con frecuencia, esas oportunidades y circunstancias son de carácter puramente fortuito. Así, Ada tuvo la fortuna de vivir en un período y en un círculo social donde estaban los factores necesarios para ella sobresalir: nació precisamente en ese momento histórico y en Inglaterra, donde se estaban produciendo tantos avances; debido a su posición social, conoció a Babbage y Mary Somerville; Babbage diseñó sus máquinas en esa época; Menabrea escribió su trabajo en francés –y no en inglés o algún idioma ajeno al conocimiento de Ada–; Babbage confrontó problemas para financiar su proyecto, lo que motivó la traducción del trabajo de Menabrea y de ahí la génesis de las Notas; y, finalmente, Ada contó también con un marido que la apoyó en sus inquietudes intelectuales. En el sentido negativo, Ada no tuvo mucho más oportunidades –si es que tuvo algunas– de aportar con su talento luego de las Notas. Causa cierta tristeza contemplar ahora –tantos años más tarde– que en los años de su última década su capacidad intelectual fue desperdiciada. Y la misma sensación nos invade saber que ella tuvo tan corta vida, plagada de problemas de salud.

Finalmente, en tercer lugar, está el gran peligro y daño que ocasiona la existencia del prejuicio y la discriminación. De haber sido Wheatstone y Babbage prejuiciados con Ada, por su condición de mujer y, como tal, poco aceptada para las ciencias y matemáticas en esa época, las famosas Notas no hubiesen nacido. Eso solo nos da una idea, quizás bastante ínfima, de lo que ha perdido el mundo por haber excluido, aún sea parcialmente, al sexo femenino de esos campos y de tantas otras áreas durante mucho tiempo. Y si lo generalizamos al prejuicio y la discriminación en sentido general –de todos los tipos–, la magnitud del daño que el mundo ha sufrido y sigue sufriendo es incuestionablemente aún mucho mayor.

Conscientes del peligro de salirnos del tema de este trabajo, concluimos con la siguiente última observación. La realización en la práctica de lo correcto que debe derivarse de las tres lecciones y conclusiones señaladas anteriormente es algo que escapa al solo deseo, la sola voluntad y la acción individual de cada ser humano. A fin de proveer la educación adecuada; crear las oportunidades y condiciones propicias para el desarrollo humano en general –independientemente de que a nivel de cada persona puedan incidir factores puramente fortuitos, fuera del control humano–; y eliminar la discriminación y el prejuicio, se necesita la presencia del deseo, la decisión, la voluntad y la acción de todos los miembros de la sociedad, desde los padres y tutores, hasta los economistas, políticos y gobernantes.


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Young Girl Reading, Mary Cassatt (1908). Fuente: Wikimedia Commons http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:Cassatt_Mary_Young_Girl_Reading_1908.jpg


Monday, July 14, 2008

Toni Morrison: sobre el lenguaje como arma

La invención del lenguaje abrió a los humanos posibilidades colosales. Es fácil ver que la interacción interpersonal y la convivencia social de los humanos confrontarían obstáculos inescrutables de no haber existido el lenguaje. Igualmente hubiesen sido imposibles la descripción, el almacenamiento, la transmisión y la adquisición de los conocimientos. Sin esa herramienta de comunicación, el intercambio de ideas y la crítica a las ideas propias y ajenas serían impracticables. Mucho menor ―infinitamente menor― hubiese sido el progreso de nuestra humanidad. Y nunca hubiésemos visto la génesis de la maravillosa literatura.

A pesar de su magnificencia y los beneficios innegables que aporta, el lenguaje también puede convertirse en una herramienta de dominación y opresión, en una arma ofensiva para agredir, denigrar y subyugar a otros. Y no sólo eso, sino también para manipular y ocultar verdades (incluso pasadas y futuras), para atontar las masas. Ha sido un medio usado también para incitar la intolerancia, el odio y la violencia. Y para inventar y justificar necesidades innecesarias y «estimular» consumos superfluos.

El lenguaje puede servir ―y ha servido en innúmeras ocasiones― para desunir, en vez de unir, para promover la ignorancia, en vez de incrementar el conocimiento.

No son pocas las veces que nos encontramos con un torrente de palabras cuidadosamente seleccionadas y bellamente articuladas, que, analizadas detenidamente, están vacías de ideas relevantes. Palabras lanzadas para desviar nuestra atención, para ofuscarnos o para atontarnos. O puede ser que sí estén plétoras de ideas, pero de ideas que solo persiguen los nefastos objetivos antes mencionados. Tan simple y descarado como suena.

Y no solo de su uso se convierte el lenguaje en una herramienta aciaga: su restricción y desuso por imposición autoritaria, en las censuras y autocensuras, es también un instrumento siniestro, practicado a lo largo de la historia de la humanidad. Aún tan común en la actualidad...

Del lenguaje, sus usos, desusos y mal usos, escribió y habló magistralmente la escritora estadounidense Toni Morrison en 1993. La primera vez que leí y escuché su disertación, pronunciada en ocasión de su Premio Nobel de Literatura en 1993, quedé conmovido. Por la fuerza y belleza de sus palabras, y por la voz ―su propia voz― detrás de esas palabras. Eso fue hace casi un año. Anoche recorrí la misma experiencia. Su efecto sobre mí no varió en lo más mínimo: es una poderosa y conmovedora experiencia.

Toni Morrison: Disertación del Premio Nobel de Literatura 1993 (martes, 7 de diciembre de 1993, Estocolmo, Suecia) [1] clic => aquí. El url es: http://nobelprize.org/nobel_prizes/literature/laureates/1993/morrison-lecture.html.

Nota
[1] El texto y el discurso están en inglés. La grabación de la voz de Morrison pronunciando su disertación dura treinta y tres minutos.

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Wikipedia censored. Fuente: Wikimedia Commons http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:Wikipedia.cenzored.png

Thursday, July 3, 2008

Ada Byron, condesa de Lovelace: precursora de la programación, visionaria de la informática

Ada, la condesa de Lovelace, recibió una educación especial que unida a su talento natural la convirtieron en una diestra matemática. Hija de Lord Byron y de una mujer nada común, vivió en un ambiente estimulante y una época de transformaciones. Cuando Charles Babbage y su Máquina Analítica aparecen en su vida, queda cautivada. Más tarde se convierte en la gran expositora de las ideas de Babbage. Tuvo una clara idea de la utilidad de la máquina, precursora de las computadoras modernas, y expuso una admirable visión respecto a su potencial. Con justicia, puede ser considerada una precursora de la programación y una auténtica visionaria de la informática –quizás la primera–, un siglo antes de la invención de las computadoras en el siglo XX. Su vida fue corta, con numerosos contratiempos, pero eso no le impidió dejar huella en el mundo.

Contenido

  1. El Inicio

  2. La crianza y los estudios

  3. Charles Babbage y Mary Somerville

  4. El matrimonio y los hijos

  5. La época histórica

  6. Su talento especial

  7. La Máquina Analítica

  8. Las famosas Notas

  9. Observaciones sobre las Notas

  10. La identidad de A. A. L.

  11. Los años posteriores a las Notas

  12. La historia posterior de las máquinas de Babbage

  13. Los reconocimientos modernos

  14. Conclusiones sobre Ada

  15. Consideraciones personales


Sumario

Este trabajo presenta un recorrido por la vida y obra de Ada, la condesa de Lovelace e hija de Lord Byron, precursora de la programación y visionaria de la informática. Se hace una breve reseña de sus Notas sobre la Máquina Analítica de Charles Babbage y un compendio de la historia de esa máquina y su relación con las computadoras modernas y sus pioneros. También se mencionan los reconocimientos modernos recibidos por Ada. Al final, se exponen algunas conclusiones sobre la posición histórica de Ada y consideraciones sobre lo que su vida puede ilustrarnos.

I
El Inicio


Augusta Ada Byron, convertida en Augusta Ada King luego de su matrimonio en 1835 y condesa de Lovelace a partir de 1838, muchas veces referida como Ada Lovelace (aunque técnicamente es incorrecto), fue la única hija legítima del célebre poeta romántico inglés George Noel Gordon (1788-1824), mejor conocido como Lord Byron –el sexto barón de Byron de Rochdale–, producto de su corto matrimonio con Anne Isabella (Annabella) Milbanke (1792-1860).

Miembro de la aristocracia británica –fue posteriormente la 11.ª baronesa de Wentworth–, Annabella Milbanke era rica, inteligente y talentosa, con una educación bastante completa –bajo la tutoría del Dr. William Frend, un antiguo profesor de la Universidad de Cambridge–, que incluyó las matemáticas. Por su predilección por la ciencia de los números, Lord Byron la llamó la «Princesa de los Paralelogramos» [1, p. 5], [2]. Dama de ideas progresistas, Lady Byron (Annabella) fue conocida por sus labores filantrópicas y patrocinó una escuela agrícola e industrial para pobres [3], [4].

Tras casi tres años de su primer encuentro, luego de meses de correspondencias y haber rechazado una primera oferta de matrimonio, Annabella finalmente aceptó la segunda propuesta de Byron y se casaron el 2 de enero de 1815. Ada nació en Londres, Inglaterra, el domingo 10 de diciembre de 1815.

El matrimonio duró bastante poco tiempo, aún para el estándar actual. A poco más de un mes del nacimiento de Ada –al año del matrimonio– ambos se separaron. El carácter volátil, los escándalos y las extravagancias de Byron, incluyendo sus amoríos, eran simplemente incompatibles con la visión puritana y rectilínea que Annabella tenía sobre la vida. Aún desde antes del matrimonio ambos estaban conscientes de la diferencia de carácter que existía entre los dos y con anterioridad a la boda el mismo Byron había escrito lo siguiente:
«Sus formas de proceder son bastante rectangulares o, mejor dicho, somos dos líneas paralelas que se prolongan hasta el infinito, lado a lado, pero que nunca se unen». [1, p. 5]
Agrias acusaciones fueron lanzadas de ambas partes antes acordarse la separación legal del matrimonio en 1816; y entre las provenientes de Lady Annabella Byron estaba una sobre la relación incestuosa entre Lord Byron y su hermanastra Augusta Mary Byron [3], [5], [6]. Elizabeth Medora Leigh, hija de Augusta, es considerada por diversas fuentes como fruto de esa relación [3], [7]. Producto de ese escándalo –que le provocó el rechazo de la sociedad– Lord Byron salió del Reino Unido y nunca regresó. Jamás volvió a ver a su hija, aunque siempre la recordó y la mencionó en varios de sus poemas. Augusta Ada, de forma comprensible, pasó entonces a ser llamada por su segundo nombre.

Lord Byron murió de fiebre el 19 de abril de 1824, cuando Ada tenía ocho años, en la ciudad griega de Missolongi, mientras participaba en la lucha por la independencia de Grecia, entonces bajo el dominio del Imperio Otomano.

II
La crianza y los estudios


Annabella decidió apartar a Ada del lado romántico y poético de su padre y procedió a inculcarle una esmerada educación concentrada lo factual, opuesta a las ensoñaciones poéticas de su padre [1]. Las matemáticas fueron el centro de esa educación que también incluía a la lectura, ortografía, dibujo, francés, música, historia y manualidades. El latín fue incorporado a partir de los once años [3].

A partir de los cinco años, Ada fue sometida a un riguroso sistema educativo por su madre. Las clases duraban de lunes a sábado, desde el amanecer hasta el atardecer. Inicialmente parece que Ada prefería la geografía a la aritmética, pero cuando Annabella se percató de la situación intervino y la tutora en ese momento (cuando Ada tenía seis años), Miss Lamont, fue reemplazada.

Según el diario de su primera maestra (14 de mayo de 1821) [3], Ada ya podía a los cinco años realizar sumas con cinco o seis sumandos y tenía conocimiento de las líneas paralelas, perpendiculares y horizontales. También cuenta que podía leer –con algunos tropiezos– y deletrear palabras cortas y difíciles (que en el idioma inglés suele ser más difícil que, por ejemplo, el español); tenía conocimiento del globo terráqueo; gustaba y tenía buen oído para la música, etc. En otra parte añade [8, p. 301]:
«Ella [Ada] aparenta poseer una mente bien preparada para recibir informaciones-capaz de digerir mucho y es vigorosamente vivaz ante cada nueva impresión. Su memoria es de una retentiva poco común. Está desbordante de vida, de espíritu y animación y está lo más completamente feliz».
Los domingos descansaba de las clases formales, pero tampoco eran días ociosos: lecturas, cantos, identificación de plantas en los paseos por el jardín, ocasionales visitas educativas a los cercanos pueblos y fábricas para conocer las condiciones de los trabajadores y familiarizarse con las maquinarias [3]. Aunque hubo familiares que expresaron su preocupación por la presión de Annabella sobre Ada no se detuvo en su determinación de encausar a su hija de acuerdo a su propio sistema. Ada recibía «tiques» como premios a su buen desempeño en las clases [1] y si no cumplía con las expectativas de Annabella podía recibir ciertos castigos tales como confinamiento solitario, permanecer recostada sin moverse o escribir notas de disculpa [9]. Entre los primeros tutores de Ada en las matemáticas figuró el Dr. William Frend, antiguo tutor de la propia Annabella, formado en la Universidad de Cambridge, quien para ese entonces era ya de edad avanzada y no se había actualizado con los últimos avances en la ciencia de los números.

La curiosidad e imaginación de Ada levantaron vuelo cuando a los doce años (1828) se embarcó en un proyecto de diseñar una máquina voladora y llegó a realizar un diseño, en forma de caballo, con motor de vapor e inmensas alas, para transportar una persona. Cuando Annabella se enteró de la distracción y la falta a las clases, intervino y Ada abandonó el proyecto. La idea de Ada precede en varios años al diseño de la máquina voladora de William Henson (Aerial Steam Carriage, diseñada en 1842 y patentada en 1843) [1], [3].

Para esa época Ada sufrió algunos padecimientos y en ese mismo año 1829, a sus catorce años, Ada contrajo sarampión que la postró por largo tiempo [7], [9, [10]. Desafortunadamente a lo largo de su vida Ada nunca tuvo una salud robusta y padeció de otras enfermedades tales como cólera, ataques nerviosos, reumatismo y problemas cardíacos [3]. Como veremos más adelante, el cáncer se encargó finalmente de terminar su vida.

Debido a su incapacidad física –no pudo caminar por cerca de tres años– [7], los estudios se hicieron el centro de la atención de Ada. El Dr. William King tomó la posición de tutor de Matemáticas en 1829 y continúo con esa labor hasta 1834, aunque sus conocimientos no eran muy profundos y llegó a reconocer la superioridad de Ada.

III
Charles Babbage y Mary Somerville


En 1833, a sus diecisiete años, ya recuperada de su aflicción física, Ada fue presentada a la corte y la sociedad. Se conservan una carta escrita por Annabella al Dr. William King (el tutor) fechada el viernes 7 de junio de 1833 [8, pp. 299-300] y otra redactada exactamente dos semanas más tarde, el 21 de junio de 1833 [8, p. 300], cuyos contenidos permiten deducir que el miércoles 5 de junio de ese año Ada conoce al científico e inventor Charles Babbage (1791-1871) y el lunes 17 de junio de 1833 Ada y su madre lo visitan y conocen su famoso invento, que fue descrita en la segunda carta como la «máquina pensante» («thinking machine»).

Destacado matemático, inventor, filósofo, Profesor Lucasiano de Matemáticas de la Universidad de Cambridge (aunque nunca dictó una cátedra [3], [15]. Isaac Newton y Stephen Hawking figuran entre los otros distinguidos ocupantes de esa prestigiosa posición), Charles Babbage, entonces de cuarenta y dos años, estaba inmerso en su Máquina Diferencial (Difference Engine), calculadora automática de tablas matemáticas. Ada se fascinó con la máquina, quiso aprender lo más que pudo sobre ella e incluso llegó de tomar prestados varios planos de Babbage [1], [3], [9]. El encuentro con Babbage y su ingenioso invento parece que inspiró a Ada a amar el estudio de las matemáticas y las ciencias, disfrutando de ese estudio en vez de considerarlo como mera obligación.

Para esta época también aparece en la vida de Ada otra importante figura: Mary Somerville (1780-1872), una gran científica (matemática, astrónoma, geógrafa, escritora y expositora de las ciencias, etc.) [11], [12], [13], quien en 1835 fue elegida junto a Caroline Herschel (1750-1848) como miembro honorario de la Royal Astronomical Society, las primeras mujeres en recibir esa distinción [13], [14]. Amiga de Annabella –y también de Babbage–, Somerville fungió como mentora de Ada y, a pesar de la diferencia de edad de casi treinta y cinco años, entre ambas surgió una amistad que duró toda la vida.

Aunque quizás sea de importancia marginal, aclaramos que no nos ha quedado claro en las investigaciones con las fuentes si Ada conoció a Babbage a través de Somerville, como se indica en [3], o si Mary Somerville aparece en la vida de Ada en 1834, después del encuentro con Babbage, como indica [9].

IV
El matrimonio y los hijos


A los diecinueve años (1835), Ada conoce a otro William King (diferente del tutor homónimo), compañero de estudios en la Cambridge y buen amigo de Woronzow Greig, hijo de Mary Somerville [8, p. 303]. Poco después, el miércoles 8 de julio de 1835, Ada se casa con William, entonces el octavo barón (lord) de King y posteriormente el primer conde de Lovelace y primer vizconde de Ockham (a partir de 1838). Lord Lovelace fue a partir de 1840 el representante del rey británico en Surrey (Lord Lieutenant of Surrey) y electo miembro (fellow) de la Royal Society en 1841.

El matrimonio rápidamente produjo tres vástagos: Byron (nacido el 12 de mayo de 1836), Anne Isabella (22 de septiembre de 1837) y Ralph Gordon (2 de julio de 1839) [10].

La pareja tenía propiedades en Surrey (Ockham Park y, a partir de 1846, East Horsley Towers), donde pasaba la mayor parte de su tiempo, y Somerset (Ashley Combe); poseía también una casa rentada en Londres (St. James' Square y luego Great Cumberland Palace) [8, p. 306].

Tras una interrupción de varios años, debido a los embarazos, las clases de Matemáticas vuelven a la vida de Ada. Augustus De Morgan (1806-1871), también formado en Cambridge y quien estableció las conocidas leyes de De Morgan de la lógica, tomó la posición de su tutor en Matemáticas a partir de otoño de 1840. De Morgan era profesor de Matemáticas de la Universidad de Londres y co-fundador y primer presidente de la Sociedad Matemática de Londres (London Mathematical Society). Era conocido en la familia por estar casado con la hija del Dr. William Frend, amigo de la familia y antiguo tutor de Annabella y Ada. Las clases se impartieron mayormente por correspondencia [1].

Una especie de crisis emocional de identidad parece que se apoderó de Ada tras el nacimiento de sus hijos [3]. Aún en 1841 expresa su frustración con su vida y sus dificultades para comprender algunos temas de las matemáticas. Sus estudios de matemáticas se interrumpen por unos seis meses y los reanuda en verano de 1842 [1]. Parte de la frustración debió provenir de la carta que recibió el 27 de febrero de 1841 de su madre, enviada desde Paris, donde le informa a Ada que Medora, la hija de su tía Augusta, era en realidad hija de su padre [8, p. 309]. La noticia le era desconocida hasta ese momento y es fácil imaginarse el gran impacto emocional que debió producir.

Lord Lovelace apoyó a su esposa Ada en sus estudios de las matemáticas y, como veremos más adelante, en la participación de ella en la divulgación de un importante trabajo científico/tecnológico. En ese sentido es justo reconocer que su actitud fue bastante liberal para su época [8, p. 315]. También es oportuno aclarar que, a diferencia de lo que algunas fuentes señalan, no parece que Lord Lovelace fuese realmente de carácter débil y sin dotes intelectuales de real peso. Al respecto, pueden consultar [3] donde se dilucida muy bien este tema.

V
La época histórica


En la época de Ada, la primera mitad del siglo XIX, no era común la participación de las mujeres en las ciencias y las artes. También estaban restringidos sus accesos a las universidades. Sin embargo, es oportuno notar que en la Gran Bretaña de esa época existía una publicación anual, The Ladies Diary o Woman’s Almanack, dirigida a las mujeres, que incluía temas avanzados de matemáticas [3]. Era también una época de grandes transformaciones y avances en Occidente: la revolución industrial había empezado a mediados del siglo XVIII; la independencia de los EUA fue declarada en 1776 y la revolución francesa aconteció en 1789; la Enciclopedia de Diredot y D’Alembert había ya nacido en Francia y la Enciclopedia Británica también ya había sido publicada; la Ilustración fue sucedida por el Romanticismo. En el Imperio Británico, la Reina Victoria empezó su largo reinado en 1821. Había surgido importantes personalidades femeninas como la italiana Maria Agnesi (1718-1799) y la francesa Marie-Sophie Germain (1776-1831) en las matemáticas; la astrónoma alemana-británica Caroline Herschel (1750-1848); la británica Mary Fairfax Somerville (1780-1872), matemática, astrónoma, geógrafa y escritora y divulgadora de las ciencias; la escritora Madame de Staël (1766-1817) de Suiza; la británica Mary Shelley (1797-1851), autora de Frankenstein; la novelista francesa George Sand (1804-1876); la poetiza británica Elizabeth Barrett Browning (1806-1861); la también británica Florence Nightingale (1820-1910), pionera de la enfermería moderna y estadística; la pintora impresionista Mary Cassatt (1844-1926), de los EUA –aunque hizo su carrera en Francia–; y otras más.

Junto a los progresos en el orden científico, tecnológico y económico, el papel de las mujeres en la sociedad también daba sus pasos de avance.

VI
Su talento especial


Ya mencionamos antes que Annabella quiso alejar a su hija lo más posible de cualquier vinculación y similitud con su padre, Lord Byron, en quien los desbordes de pasiones e impulsos primaron sobre la racionalidad y la sensatez.

Está de moda plantear la diferencia entre el hemisferio izquierdo y el derecho del celebro humano, entre el lado racional y analítico y el lado intuitivo y creativo. A pesar de la insistencia de su madre, Ada parece que también heredó el lado creativo e intuitivo de su padre. En una carta que dirigió a su madre, fechada el 6 de febrero de 1841 [1, p. 7], Ada escribe:
«Creo poseer la más singular combinación de cualidades que me hacen una preeminente descubridora de las realidades ocultas de la naturaleza…

»Primero: debido a alguna peculiaridad de mi sistema nervioso, tengo una percepción de algunas cosas que ningún otro posee; o al menos muy pocos, si es que algún otro la tenga… algunos pudieran hablar de una percepción intuitiva de cosas ocultas; es decir, cosas ocultas a los ojos, los oídos y los sentidos normales…

»Segundo: mi inmensa capacidad de razonamiento.

»Tercero: mi capacidad de concentración… no solo usar toda mi energía y existencia en el tema que escoja, sino también enfocar sobre cualquier tema o idea a partir de [informaciones provenientes de] todas las clases de fuentes aparentemente irrelevantes o no relacionadas».
En una parte posterior en la misma carta llama a estas tres cualidades su «Trinidad científica».

No debió ser por casualidad que Babbage la llamó «la encantadora de números» [1, p. 11].

Augustus De Morgan, su tutor, escribió en 1840 una carta a Annabella [1, p. 7] donde afirma lo siguiente:
«… la capacidad de pensamiento sobre estas materias que Lady L[ovelace] siempre ha mostrado desde el inicio de mi correspondencia con ella ha sido tan fuera de lo común, para cualquier principiante, hombre o mujer… De haber mostrado la misma capacidad cualquier principiante que vaya a Cambridge… esa capacidad… le hubiera favorecido mucho para ser un estudiante de honor… ciertamente le hubiera hecho un investigador matemático original, quizás de primera categoría».
VII
La Máquina Analítica


En 1834 Charles Babbage empezó a dar forma a la idea de una máquina calculadora de aplicaciones mucho más generales que las de su predecesora, la Máquina Diferencial. A la nueva calculadora la denominó Máquina Analítica (Analytical Engine). En una cena en la casa de Mary Somerville, Ada fue testigo de las especulaciones de Babbage sobre su nueva máquina [1] y se sintió fascinada con la idea. Como veremos más adelante, esta nueva idea de Babbage resultó ser de capital importancia en la vida y obra de Ada.

La Máquina Analítica era de naturaleza mecánica (la electricidad estaba en su fase incipiente) y en su diseño se contemplaba el uso del motor de vapor. Había componentes para almacenar los valores de las variables para datos de entradas y resultados intermedios de computación (el equivalente a la memoria de las computadoras modernas). Babbage usó el término «store» (almacén o depósito) [16] para referirse a esos componentes y Ada los llamó «storehouse» (de significado similar a «store») [17]. También tenía componentes para realizar los cálculos («mill» –molinillo–, tal como los denominó Babbage [16]), el equivalente al procesador (Central Processing Unit―CPU) de las computadoras digitales. Las tarjetas perforadas, basadas en la idea del telar de Jacquard, ya en uso en aquella época para dirigir máquinas mecánicas, servirían para programar las operaciones, de un modo similar a la moderna programación en microcódigos. Se distinguían las tarjetas para los tipos de operaciones (operadores), las constantes y las referencias a las variables (contenidos de la memoria, «store» o almacén). Una operación se especifica con una sucesión de una tarjeta que especifica el tipo de operación (el operador); dos tarjetas que especifican valores constantes o referencias a variables donde están almacenadas los valores a ser usados para la operación; y otra tarjeta que indica la variable donde se almacenará el resultado del cálculo. Una serie de tarjetas encadenadas constituirían el equivalente a un programa. Los resultados podían ser impresos.

Era capaz de tener bucles (loops): una serie de instrucciones (operaciones) especificadas una sola vez cuya ejecución se repite varias veces. Es un mecanismo fundamental en la programación. En el caso de la Máquina Analítica las instrucciones son las tarjetas perforadas y el bucle equivale a pasar automáticamente la misma serie de tarjetas varias veces, lo que se logra saltando hacia atrás, desde la última tarjeta de la serie a la primera, para volver a pasar las mismas tarjetas.

También incorporaba en su diseño varios otros conceptos y técnicas que se usan en la informática moderna: salto condicional de instrucciones de programas, procesamiento paralelo; latches (o su equivalente a los modernos circuitos electrónicos); producir resultados impresos en papel, tarjetas perforadas, trazados de gráficas y moldes para producir clisés (planchas para impresión), etc. [18].

El diseño sofisticado de Babbage contenía todos los componentes lógicos básicos de una computadora similar a las que se empezarían a ser diseñadas y construidas casi cien años más tarde. Realmente un logro notable del genio de Babbage.

VIII
Las famosas Notas


Charles Babbage confrontó serias dificultades para obtener el financiamiento para construir su Máquina Analítica. El gobierno británico había estado lidiando con Babbage por cerca de dos décadas (desde 1822) y había parcialmente financiado el proyecto de la Máquina Diferencial, a partir de 1823, con sumas que totalizaban unas 17 500 libras esterlinas, el equivalente al costo de veinte y dos locomotoras de vapor de Robert Stephenson en 1831 [19]. Babbage también había aportado de su fortuna personal (heredada de su padre) aproximadamente la misma cantidad, arrojando un total de 34 mil libras esterlinas después de diez años de trabajo; en los valores de la actualidad ese monto total sería unos 17 millones de libras esterlinas según [20], aunque calculando con la equivalencia señalada en [21] sería un monto entre 2.04 y 10.2 millones de dólares (que, aunque es menor, no deja de ser bastante significativo). Los resultados obtenidos habían sido exiguos (se completó en 1832 una séptima parte de la sección de cálculo) [19]; también hubo disputas con sus constructores y los representantes del gobierno [20], [22, Chapter Two], el carácter personal de Babbage no ayudaba mucho. La construcción de la Máquina Diferencial fue descontinuada en 1833 [19]. El 11 de noviembre de 1842 tuvo lugar una reunión entre el Primer Ministro británico Sir Robert Peel y Charles Babbage para tratar el tema del financiamiento de la Máquina Analítica y resultó en un rotundo fracaso. Al parecer Babbage se pasó más tiempo atacando al gobierno que explicando su proyecto, mientras que Peel ya estaba desde antes prejuiciado con el proyecto e incluso había ya solicitado que se calificara oficialmente al trabajo de Babbage «sin valor alguno». Para el año siguiente, 1843, el rechazo definitivo por parte del gobierno británico ya era un hecho [23, p. 18].

A pesar de los tropiezos y el fracaso final del proyecto de la construcción de la Máquina Analítica, el brillante diseño sí dejó sus huellas en la historia. Paradójicamente es probablemente debido a esos contratiempos que Ada deja también su huella importante en la historia.

En otoño de 1840 Babbage se llevó su «Plan, #25» (la versión n.º 25 de su diseño) en su viaje a Turín, Italia, con la intención de recabar financiamientos para su proyecto [23, p. 18]. En Turín se llevó a cabo en agosto de 1840 el segundo congreso de científicos italianos y él estaba invitado por Giovanni Plana (matemático y astrónomo) para exponer sobre su Máquina Analítica. Además de la serie de disertaciones impartidas por Babbage, hubo también sesiones de discusiones en las que participaron Babbage, el astrónomo italiano Ottaviano Mossotti y el joven matemático e ingeniero militar, también italiano (aunque nacido en el entonces Reino de Cerdeña), Federico Luigi, conde de Menabrea (1809-1896), posteriormente Primer Ministro de Italia entre 1867 y 1869. Menabrea fue encargado de redactar el informe sobre las disertaciones y las sesiones de discusiones. El trabajo resultante, titulado “Notions sur la machine analytique” (“Nociones sobre la máquina analítica”), se publicó en la revista Bibliothèque Universelle de Genève n.º 82, en octubre de 1842 [24], en Suiza.

El artículo de Menabrea llegó a Inglaterra poco después y de ninguna manera iba a pasar desapercibido por Ada y Charles Wheatstone (1802-1875), destacado científico e inventor británico (quien desempeñó un papel importante en la invención del telégrafo) [25], amigo tanto de Ada como de Babbage. Debido a las dificultades encontradas por Babbage (algunas creadas por él mismo), Wheatstone y Ada se propusieron traducir el artículo de Menabrea del francés al inglés, sin el conocimiento de Babbage, para divulgar y ayudar a impulsar el proyecto. La traducción fue hecha por Ada, que dominaba bien el idioma francés, en el invierno de 1842-1843 [23, p. 18].

Cuenta el mismo Babbage en su autobiografía Passages from the Life of a Philosopher [16] que cuando fue informado del tema por Ada tras concluir la traducción, le preguntó por qué no había escrito un trabajo original sobre el tema que ella misma dominaba tan bien. A la respuesta de Ada de que no se le había ocurrido esa idea Babbage hace la sugerencia de que añadiera notas a la traducción, idea que fue aceptada inmediatamente por Ada.

Las Notas tomaron forma en verano de 1843, tras un intenso período de trabajo. Ada contó con el apoyo de Babbage para la revisión de sus manuscritos y clarificación de dudas. Ada trabajó mayormente desde Ockham Park y Babbage desde su casa en Dorset Street, en Londres. Hubo intercambios continuos de cartas y notas cortas entre ambos (a menudo en un estilo informal, parecido al estilo de los modernos mensajes electrónicos), de hasta varias veces por día, complementadas con entregas por mensajeros personales de lotes grandes cada cierto tiempo (el teléfono aún no existía). Las reuniones se realizaban en la casa de Ada en Londres (St. James' Square) [23, p. 19].

Babbage añade más adelante en su autobiografía [16]:
«Discutimos juntos varias ilustraciones que pudieran ser incorporadas: Sugerí varias, pero la selección fue totalmente de ella [Ada]. También fueron de ella las soluciones algebraicas a los diferentes problemas, excepto, de hecho, la relativa a los números Bernoulli, la cual yo había ofrecido realizarla para ahorrarle el trabajo a Lady Lovelace. Ella me la retornó con una corrección, tras detectar un grave error que yo había cometido en el proceso.

»Las notas de la condesa de Lovelace extienden cerca de tres veces la longitud del reporte original. Su autora abordó completamente casi todas las preguntas más difíciles y abstractas relativas al tema».
Un episodio ocurrido poco antes de la publicación casi malogra el esfuerzo: Babbage trató de convencer al editor que incluyera un artículo suyo, pero sin su firma, donde lanza diatribas contra el gobierno británico por el trato que le ha dispensado. Ada, que tenía mejores habilidades diplomáticas que Babbage, estaba en contra de la idea ya que no estaba segura de que iba a beneficiar en algo a nadie, ni siquiera al propio Babbage. El mismo Richard Taylor, el editor, estaba de acuerdo con publicar la traducción y las Notas sin incluir el preámbulo (los ataques de Babbage al gobierno). Al parecer Babbage entonces le sugirió a Ada retirar el trabajo y empezar uno nuevo original. Ninguno de los dos estaba contento con la situación y Ada llegó a mencionar la reputación (justificada o no) que tenía Babbage de dejar un tema incompleto y pasar a trabajar en otras ideas [1, p. 11]. Varias cartas se cruzaron entre ambos y finalmente Babbage cedió y no se publicó su ataque.

El 24 de agosto de 1843 salió publicado la traducción del trabajo de Menabra y las Notas de Ada en Taylor’s Scientific Memoirs, vol. III [17]. El artículo de Babbage fue publicado paralelamente en la revista Philosophical Magazine [3].

Aunque Babbage estuvo disgustado por la discordia, no pasó mucho tiempo para que la amistad entre ambos volviera a la cordialidad y cercanía anterior.

Tras la publicación Babbage y Ada recibieron felicitaciones de diversas personalidades, entre ellas el conocido físico y químico Michael Faraday (1791-1867), quien realizó grandes contribuciones al campo del electromagnetismo [26] y era amigo de los dos; el propio Menabrea (quien encargó a Babbage transmitir sus felicitaciones «à cette noble Dame, A.A.L.» [23, p. 24]); Mary Somerville (que vivía en Italia desde 1838 debido a la salud de su esposo) y De Morgan. Ada estuvo particularmente feliz con la felicitación de su tutor Augustus De Morgan y la enseñó a Babbage. En su respuesta, este afirma que concuerda con De Morgan en que Ada debió haber escrito un trabajo original [8, p. 325].

IX
Observaciones sobre las Notas


Ada debe su fama a las Notas que escribió junto a la traducción del trabajo de Menabrea. Algunas de las observaciones y comentarios que escribió Ada hace más de ciento sesenta años –cerca de cien años antes que la invención de la computadora– causan sorpresa y admiración. No señalaremos aquí los detalles de los ejemplos algebraicos que presenta Ada, sino que nos concentraremos en aquellas partes donde Ada hace referencias a conceptos que se aplican actualmente en la informática.

Algo notable es la mención y explicación de las posibilidades y ventajas del bucle. Menabrea ya menciona ese tema en su trabajo, pero Ada lo detalla y lo explica mucho más extensamente. En su Nota C [17, Note C] Ada introduce la idea, luego en la Nota E dice:
«Siempre que exista un método general, habrá un grupo recurrente de operaciones… un grupo recurrente es llamado un ciclo. Debe entenderse, entonces, como un ciclo de operaciones cualquier conjunto de operaciones que es repetido más de una vez. Sea que se repita solamente dos veces o un número infinito de veces, es igualmente un ciclo; por cuanto es el hecho de la ocurrencia de la repetición lo que constituye el ciclo. En muchos casos de análisis hay un grupo recurrente de uno o más ciclos; es decir, un ciclo de ciclo o un ciclo de ciclos». [17, Note E]
Al referirse a ciclo de ciclos Ada señala la posibilidad de los bucles anidados, un mecanismo de uso común en la programación. La principal ventaja de los bucles es el ahorro en la escritura de las instrucciones; en el caso de la máquina de Babbage el ahorro es en las tarjetas: se usan las mismas tarjetas en cada ciclo. Esa ventaja en economía es explicada por Menabrea en su trabajo; Ada, en la Nota F [17, Note F], la abunda y la demuestra con un ejemplo.

En parte de la Nota D [17, Note D] Ada habla sobre las variables (partes específicas de la memoria, «store» o almacenamiento) y explica los tres tipos de variables: las que tienen almacenadas los valores a usarse en las operaciones; las que reciben los valores finales de los cálculos; y las que almacenan valores temporales, a ser reutilizados luego en las operaciones (las variables de trabajo). Cuando se usa una variable en una operación la Máquina Analítica transfiere el contenido de la variable a la sección del procesamiento («mill» o molinillo), dejando la variable con valor cero o con su valor anterior, dependiendo del tipo de tarjeta usada (Menabrea solo menciona el primer caso). Otro tipo de tarjeta sirve para indicar la variable que contiene cero y que va a recibir el valor resultante de una operación. El uso de estos tres tipos de tarjetas fue aclarado por Babbage a Ada en una carta, de fecha 30 de junio de 1843 [8, pp. 311, 313]. El valor que se almacena en cada variable usada como operando luego de la operación puede ser entonces cero o el mismo valor anterior. Ada hace referencia a una tercera posibilidad: la misma variable usada como operando puede ser especificada como la receptora del resultado (que se logra especificando la variable como operando y se quede con cero, luego especificar la misma variable como la receptora del resultado del cálculo). Así, tras la simple operación V1 + V2 la variable V1 pudiera convertirse en cero, retener su valor anterior o recibir el valor resultante de la suma. La notación V1 = V1 + V2 (también V1 := V1 + V2 o V1 ← V1 + V2), que significa que luego de computarse la suma V1 + V2 se almacena el resultado en V1, es bien conocida para cualquier programador hoy día y ese es el caso al que hace referencia Ada en el tercer caso (el segundo caso es lo usual en los lenguajes de programación modernos).

Ya el mismo Menabrea hizo el señalamiento de que la Máquina Analítica puede servir, a través de su programación con las tarjetas, para resolver cualesquier cálculos analíticos, basándose en la idea de que los cálculos aritméticos pueden realizarse con la adición, resta, multiplicación y división; y los cálculos analíticos pueden reducirse a una serie de computaciones que involucran esas cuatro operaciones [17]. Ada va aún más lejos y hace la siguiente aguda observación en la Nota A:
«… por la palabra operación, nos referimos a cualquier proceso que altere la relación mutua de dos o más objetos, sea cual sea el tipo de relación. Esta es la definición más general y que incluiría a todos los objetos del universo…

»…, [la máquina analítica] pudiera actuar sobre otros objetos no numéricos, de hallarse objetos cuyas relaciones mutuas fundamentales puedan ser expresadas por la ciencia abstracta de las operaciones y sean también susceptibles de adaptarse a la acción de la notación operativa [los programas a través de las tarjetas] y el mecanismo de la máquina. Supongamos, por ejemplo, que las relaciones fundamentales de los tonos de voz en la ciencia de la armonía y de la composición musical fuesen susceptibles de tales expresiones y adaptaciones, la máquina pudiera componer piezas musicales elaboradas y científicas de cualquier grado de complejidad o alcance».
[17, Note A]
Así expresaba Ada sin ambigüedades su visión sobre el vasto alcance general de la aplicación de la Máquina Analítica, más allá de su utilidad para cálculos y análisis puramente matemáticos. El ejemplo que ella escoge puede causar sorpresa (y también maravillar) por provenir de un campo normalmente no relacionado con la ciencia; muestra con toda claridad el entendimiento de Ada respecto a la utilidad del producto del genio de Babbage.

En otra parte de la Nota A [17, Note A], refiriéndose a la utilidad práctica de la Máquina Analítica, Ada indica la posible existencia de aplicaciones que aún no podían ser anticipadas en ese momento, pero que saldrían a relucir posteriormente a medida que avancen los requerimientos de las ciencias y el conocimiento sobre la capacidad de la máquina aumente. En partes de las Notas B y E [17, Note B y Note E] vuelve a abordar la idea de que los números bien pudieran representar símbolos y de esa manera la Máquina Analítica pudiera tener usos mucho más generales. En la actualidad usamos las computadoras no solo para cálculos y operaciones puramente matemáticos, sino también para escribir, almacenar, leer e imprimir textos; dibujar y pintar; pronosticar el clima; controlar equipos médicos; grabar, almacenar y escuchar música; hacer pronósticos de comportamientos humanos; jugar ajedrez; traducir textos a diferentes idiomas; conversión de voces a textos y viceversa; almacenar y visualizar fotos, mapas, videos, animaciones, etc.; y tantas otras más aplicaciones que en cantidad aumenta cada día más.

Babbage parece que estuvo impresionado con la visión expresada por Ada; cuando tuvo en sus manos el manuscrito de la Nota A le escribió a Ada en una carta de fecha domingo 2 de julio de 1843 (parte del intenso intercambio epistolar durante la redacción de las Notas) lo siguiente:
«Estoy muy renuente a devolverle la admirable y filosófica visión contenida en la Nota A. Ruego no alterarla y sí dejarme tenerla de vuelta el lunes». [8, p. 313], [23, p. 20] (Babbage le retornó junto a la carta la Nota A y Ada le devolvió intacta junto a una carta que redactó a las 6:00 de la tarde de ese mismo día).
En la Nota G, la última, Ada inicia con dos párrafos que previene a los lectores de cualquiera expectativa exagerada respecto al nuevo invento. En el segundo párrafo de esa nota señala lo siguiente:
«La Máquina Analítica no tiene ninguna pretensión de originar nada. Puede hacer cualquier cosa siempre que conozcamos la manera de ordenarle [programarle] que proceda [para obtener el resultado deseado]. Puede seguir análisis; pero no tiene la capacidad de anticipar relaciones analíticas o verdades. Su función es asistirnos, poniendo a nuestra disposición resultados de los cuales ya conocemos [la manera de obtenerlos]». [17, Note G]
Esta observación denota un claro conocimiento del tema de su autora y sigue siendo una verdad básica en la informática. Necesitamos conocer primeramente el algoritmo correcto a ser usado para resolver un problema, antes de poder programar la computadora y obtener los resultados. Uniendo lo señalado aquí con lo que Ada señaló en la Nota A sobre el carácter general de las operaciones, es posible tener un equivalente moderno de esas ideas: siempre y cuando podamos encontrar el algoritmo detrás de un fenómeno –cualquier fenómeno– y dicho algoritmo puede ser expresado por la programación y el mecanismo operativo de la computadora, se puede programar a ésta para representar, analizar y expresar ese fenómeno.

Cabe señalar, sin embargo, que uno de los objetivos finales de la Inteligencia Artificial es crear máquinas inteligentes que pudieran aprender por sí mismos y deducir y generar nuevos conocimientos, aunque aún nos falta un trecho para llegar allí. De llegarse a lograr ese objetivo (y esperamos que sí podamos lograrlo) sería bastante injusto afirmar que a Ada le faltó suficiente visión; debemos recordar que ella estaba aplicando su capacidad analítica y deductiva, junto a su imaginación, a una máquina que no existía –ni nunca ha existido– físicamente, con capacidad de «memoria» bastante limitada, sin el equivalente moderno de los discos duros, etc.

Un poco más adelante en el mismo párrafo Ada hace el señalamiento de que por la rapidez y la facilidad con que la Máquina Analítica puede realizar los análisis, un beneficio indirecto sería un entendimiento más profundo y a mayor rapidez de las relaciones y la naturaleza de los diversos fenómenos; en fin, posibilitaría expandir más rápidamente los conocimientos humanos. Así, de nuevo, sale a relucir la visión que tuvo Ada respecto al alcance y futuro de la máquina. Este señalamiento puede ser considerado como una predicción sobre uno de los beneficios capitales que ofrece la informática al mundo actual.

La misma Nota G [17, Note G] contiene la famosa programación para generar los números Bernoulli. Debido a ese programa muchas personas consideran que Ada fue la primera programadora de la historia. Es justo, sin embargo, señalar que en su autobiografía [16] Babbage menciona que fue él quien realizó esa programación y no hay nada que debería llevarnos a creer que Babbage afirmó eso para apropiarse de un mérito ajeno. Allí sus palabras sobre Ada muestran la más alta estima y la amistad entre ambos se mantuvo siempre muy cercana. Y no parece probable que para esa época, 1864, nadie –incluyendo a Babbage– estuviera pensando en el mérito de ser considerado posteriormente el primer programador de la historia. El que Ada no haya escrito ese programa no la desmerita; ella tiene méritos indiscutibles, pero sobre ese tema ya volveremos más adelante.

X
La identidad de A. A. L.


El nombre de Ada no aparece explícitamente en la publicación, solo acompañó sus Notas con sus iniciales A. A. L. Lord Lovelace, su esposo, era de la opinión de que Ada debía estampar sus iniciales en la traducción y las Notas, pero Ada estuvo dudosa por un rato. Era considerado en esa época poco femenina y de mal gusto que una dama firmara un trabajo científico o literario, más aún para una de la alta sociedad. Ada explicó en una carta a Babbage la dualidad con la que luchaba: no pretendía proclamar quién los había escrito, pero deseaba a la vez identificarse de algún modo de manera que otros trabajos posteriores de ella misma pudieran ser relacionados con la misma persona [8, p. 314].

La identidad real de A. A. L. fue desconocida para muchos. El mismo Menabrea se interesó en conocer el nombre de la autora de las Notas y finalmente pudo averiguarlo [8, p. 321]. Pero aún en su época no fue siempre un secreto herméticamente guardado. En el libro History of the Royal Society (1848) de Weld [27] se hace mención en una nota a pie de página sobre la identidad de Ada, con el consentimiento de ella. También el propio Babbage la menciona explícitamente en su autobiografía [16] publicada en 1864. Muchos años más tarde, en 1911, Camille, príncipe de Polignac, soldado y estudioso, perteneciente a la nobleza francesa, envió una carta a la hija de Ada, Lady Anne Blunt, para confirmar la identidad de la misteriosa A. A. L. Tras recibir la respuesta positiva de la hija, le escribe de nuevo para expresarle a Anne su agradecimiento y su confianza de que esa confirmación ayudaría a revivir los méritos de Ada ante la comunidad científica y añadiría nuevos brillos a su memoria [8, p. 323].

XI
Los años posteriores a las Notas


Luego de la publicación de las Notas, Ada, entonces de veintisiete años, no volvió a participar en ningún otro trabajo científico de envergadura, ni realizó otra publicación.

Estaba deseosa de involucrarse en promover los inventos de su amigo Babbage, pero nunca se concretizó.

Existe una carta de Ada de doce páginas, fechada el lunes 14 de agosto de 1843 [8, pp. 320-321], donde ella le propone a Babbage apoyarle en el proyecto de la construcción de la Máquina Analítica, bajo tres condiciones que pueden ser resumidas de la siguiente forma: primero, dejar que sea ella quien maneje la parte práctica y las relaciones con otros, con posibles terceras personas, nombradas por Babbage, actuando como árbitros de surgir discrepancias entre ellos dos. Segundo, comprometerse a dedicarle tiempo completo si ella necesitara en el futuro su asistencia y/o supervisión intelectual, ¡sin maldecir, ni acelerar en demasía, tampoco desordenar o cometer errores con los papeles, etc.! Tercero, si ella lograra en el curso de uno o dos años concretizar una propuesta oportuna para la construcción de la máquina, Babbage nombraría a terceras personas para su revisión y aprobación, y dedicaría toda su energía al proyecto, dejando que ella y las personas nombradas manejen los otros temas prácticos. En otra parte de la misma carta Ada expresa con franqueza su percepción de que Babbage compartía su amor por la verdad y la Providencia, pero, a diferencia de ella, valoraba aún más la fama, la gloria y el honor. Babbage parece que no estuvo de acuerdo con los términos y en esa misma carta existe un manuscrito suyo, a lápiz, que dice:
«Mañana del 15
Vi a AAL esta mañana y rechacé
todas las condiciones»
Se pudiera especular que estuvo resentido por la negativa de Ada de publicar junto a las Notas sus recriminaciones al gobierno, o que existían diferencias entre ambos, tal como están reflejadas en esas palabras de Ada, y en consecuencia la colaboración entre ambos no continuó. Pero lo cierto es que la cordialidad y la cercanía en la amistad entre ambos retornaron sin mucha dilación. A nuestro entender, si no hubo más trabajos en conjunto de Babbage y Ada se debió a que por los años sucesivos Babbage se concentró en refinar el diseño mecánico de su Máquina Analítica, pasó entonces a la Máquina Diferencial n.º 2 (entre 1846-1849), luego vino una pausa de varios años y a partir de 1857 volvió a trabajar con las mejoras al diseño de la Máquina Analítica hasta su fallecimiento en 1871 [22, Chapter Four], [29]; en todo ese tiempo estuvo también vigente el tema de la construcción de la máquina y el financiamiento que se requería. Ada no estuvo muy involucrada con la parte mecánica del diseño (su hardware) [22, Chapter Four], [8, pp. 311, 313, carta de Babbage a Ada de fecha 30 de junio de 1843], sino principalmente con la parte de su programación (la parte del software) y en ese sentido ya había aportado excelentemente con sus Notas. Su mejor rol inmediato posterior a las Notas, con respecto a Babbage, era ayudar a que se construyera primeramente la máquina. De haberse construido la Máquina Analítica estimamos que muy posiblemente hubiésemos visto a Ada participar activamente en sus pruebas y programación. Tanto Ada como su esposo se mantuvieron por los años sucesivos deseosos de ayudar a Babbage. En una carta, posiblemente de 1849, William le pide a Ada tratar de abordar al duque de Wellington sobre el proyecto, de presentarse la oportunidad. Lamentablemente tal parece que las circunstancias y la suerte no estuvieron a favor y el deseo de ayudar a Babbage no produjo frutos concretos más allá de las magníficas Notas.

Ada también tenía interés en difundir los trabajos de Michael Faraday, pero el frágil estado de salud de éste impidió que se concretizara la idea [3]. Wheatstone parece que propuso otra traducción a Ada (se menciona un trabajo de Seebeck en una carta fechada 15 de agosto de 1843 enviada por Wheatstone [8, p. 324]), pero al parecer no fue del mayor interés de Ada. En otra carta a Babbage del 31 de julio de 1843 [8, p. 319] ella menciona el deseo de estudiar un pequeño trabajo de Ohm para escribir sus propias ideas y comentarios (que eran muchos, según ella) y posiblemente publicarlos en Philosophical Magazine, pero nunca no se llegó a concretizar.

Realiza algunas colaboraciones que sí produjeron frutos: en la redacción de dos notas a pie de página para un libro que escribió y publicó su esposo William en 1848 y en la reseña firmada y publicada por su amigo John Crosse sobre el libro Vestiges of the Natural History of Creation [3]. Ese libro trataba sobre la evolución natural del universo y la evolución biológica, incluyendo a la humanidad como parte de ese proceso. Fue publicado originalmente en forma anónima en 1844, en Londres, antes de la publicación de la teoría de Darwin, y el nombre de su autor, Robert Chambers, solo fue revelado años después de su fallecimiento. Se ha encontrado el bosquejo de una crítica de Ada al libro y también el de la traducción del trabajo de Seebeck; en ambos casos nunca llegó a ser publicado.

Cabe destacarse que Ada fue amiga y disfrutó el aprecio de importantes personalidades intelectuales de esa época: a parte de los ya mencionados Augustus De Morgan (1806-1871), Charles Babbage (1791-1871), Mary Somerville (1780-1872), Michael Faraday (1791-1867) y Charles Wheatstone (1802-1872), también estaba el famoso escritor Charles Dickens (1812-1870). Conoció también a Sir John Herschel (1792-1871), astrónomo, matemático y químico, hijo de William Herschel, el descubridor de Urano, y sobrino de Caroline Herschel, ya mencionada anteriormente; y Sir David Brewster (1781-1868), el inventor del caleidoscopio.

Desafortunadamente algunos eventos infelices tuvieron lugar en los años de su última década de vida. Su salud, siempre frágil, cada vez le afectaba más. Por esos años Ada desarrolló una adicción por el alcohol [9] y láudano (preparación compuesta de alcohol, opio, azafrán, canela, clavo y otras sustancias), como consecuencia de su uso para tratar sus achaques físicos [3], práctica común en aquella época. Debido a sus problemas digestivos y respiratorios, su médico le recetó una combinación de brandy, vino, cerveza, opio y morfina, lo que le provocó trastornos, incluso alucinación mental [7, p. 31]. Luego de varios años, su voluntad le permitió deshacerse de su dependencia por esas sustancias. Otra afición posterior, que tomó visos de adicción, fue la apuesta a las carreras de caballos [7], [8], [9]. Participaba en esa actividad mediante intermediarios, con la firma de aprobación de su esposo [3]. Aparentemente Ada diseñó un sistema para sus apuestas y William participó al inicio, aunque desistió luego de percatarse de su ineficacia; pero Ada parece que no pudo deshacerse de la costumbre. Llegó hasta a empeñar sus joyas para financiar esa afición [7], [9]. Producto de sus deudas por las apuestas, tuvo que recurrir a su madre y en dos ocasiones Annabella saldó sus deudas [9]. A esos episodios también se agrega el enfado de Annabella por la visita realizada por Ada y William, en agosto de 1850 [3], a Newstead Abbey, antigua propiedad de Lord Byron. A causa de esos contratiempos la relación entre la madre e hija se deterioró considerablemente por cierto tiempo. Annabella también culpó a William de la situación, produciendo entre ellos un distanciamiento.

Sus achaques físicos se agudizaron y Ada recibe la información sobre su gravedad en agosto de 1851. Estaba enferma de cáncer cérvico-uterino, que la plagó de dolor físico aunque no menguó su espíritu. Le expresa a William, en agosto de 1852, su deseo de ser enterrada al lado de su padre [3]. Su madre, que era muy religiosa, la hace confesar sus pecados. Entre las confesiones aparentemente estaba la relación extramarital de intimidad que Ada tuvo con su amigo John Crosse [3], [28]. Tras la muerte de Ada, Crosse accedió a retornar más de cien cartas que recibió de ella, posteriormente destruidas, y recibió a cambio el pago del monto del seguro de vida de Ada, de acuerdo a lo relatado por su amigo y abogado Woronzow Greig en una carta [3].

Ada quiso nombrar a Babbage, su estimado amigo desde su adolescencia, la persona encargada de hacerse cargo de sus papeles y bienes personales (el 16 de agosto de 1852) [8, p. 328], pero su madre se opuso.

Consumida por su enfermedad, Ada muere en la noche del sábado 27 de noviembre de 1852, en su casa en Londres. Igual que su padre, Ada vivió tan solo treinta y seis años. De acuerdo a su deseo, fue sepultada al lado de su padre, Lord Byron, el 3 de diciembre [3], [8, p. 329], en la iglesia Santa María Magdalena, en Hucknall, Nottingamshire, Inglaterra.

La relación entre Annabella y su yerno permaneció siempre rota, pero ella sí se hizo cargo de la educación de los tres hijos de Ada [3]. Annabella y Babbage nunca restauraron la simpatía mutua y entre ambos persistió la hostilidad [8, p. 329].

La hija de Ada [30], Lady Anne Blunt (1837-1917), fue conocida y famosa por mérito propio: se convirtió en una prominente criadora de caballos árabes, talento que transmitió a su hija Judith Blunt-Lytton. Anne fue también una escritora de libros sobre la cultura beduina; viajó mucho por Arabia y el Medio Oriente y vivió parte de su tiempo en El Cairo, donde falleció. Tenía también talentos para la pintura, música e idiomas.

XII
La historia posterior de las máquinas de Babbage


Babbage se pasó el resto de su vida tratando de lograr financiar la construcción de sus máquinas y creando mejoras para el diseño de su Máquina Analítica. Nunca pudo conseguir el financiamiento para construir sus diseños. Ya mencionamos antes que la Máquina Diferencial n.º 1 tuvo una encarnación parcial (una séptima parte completada) en 1832. En los años 1840, los suecos Georg y Edvard Scheutz, padre e hijo, se interesaron por el diseño de Babbage y basándose en su primer diseño de la Máquina Diferencial construyeron un prototipo en 1843 y posteriormente dos máquinas completas, una en Estocolmo, en 1853, y otra en Londres, en 1859. Lamentablemente no tuvieron el éxito que esperaban y su suerte económica fue desastrosa y ambos terminaron en la bancarrota [19]. Debe aclararse, sin embargo, que los Scheutz no siguieron exactamente el diseño de Babbage y las máquinas que construyeron resultaron mucho menos confiables y más lentas [22, Chapter Two]. Un prototipo de la Máquina Analítica estaba en construcción cuando Babbage falleció en 1871 [18]. El inventor legó todos sus documentos y efectos relativos a sus máquinas a su hijo menor Henry.

Con motivo del bicentenario del genio inventor, en 1985 el Museo de Ciencia (Science Museum) en Londres comenzó la construcción de la Máquina Diferencial n.º 2 y para el bicentenario en 1991, se pudo completar la sección de cálculo. Tomó aún once años más para terminar de construir la máquina completa, incluyendo su mecanismo de impresión, y se encuentra en exhibición en el Museo de Ciencia en Londres desde el año 2002. Toda una formidable maquinaria compuesta de 8000 piezas, la mitad para la parte de cálculo y la otra para la parte de impresión, con un peso de cinco toneladas y una dimensión de siete pies (2.13 m) de alto, once pies (3.35 m) de ancho y dieciocho pies (5.49 m) de profundidad (en su parte menor) [31]. En comparación, la Máquina Analítica, de ser construida, tendría seis pies (1.83 m) de diámetro y quince pies (4.57 m) de alto en su unidad de procesador (que tiene forma circular), y los componentes para el almacén o la memoria tendrían una longitud de diez pies (3.05 m) [29, p. 129].

Una segunda Máquina Diferencial idéntica fue construida por el mismo museo para el multimillonario estadounidense Nathan Myhrvold, ex alto ejecutivo de Microsoft y uno de los patrocinadores del proyecto. Antes de pasar a la colección privada de Myhrvold, se encuentra en exhibición en el Museo de Historia de Computadora (Computer History Museum) en Mountain View, California, desde mayo del 2008 hasta mayo de 2009 [31], [32].

Como un testimonio vivo del genio de Babbage, la impresionante máquina, construida para su homenaje, funciona tal como fue concebida en su imaginación un siglo y medio antes.

XIII
Los reconocimientos modernos


A partir de la cuarta década del siglo XX, diversos investigadores comenzaron a explorar la idea de construir computadoras contando a su disposición tecnologías mucho más avanzadas que las que tenía a su alcance Babbage; y, paralelamente, el genio y la estatura de Babbage comenzaron a ser valorizados en su justa dimensión. Aunque muchas fuentes autorizadas [33], [34, p. 50], [35, p. 15] sostienen la idea de que la obra de Babbage no ejerció una influencia directa sobre los pioneros del siglo XX, debido a que muchos de ellos desconocían totalmente o en detalle las ideas concebidas por Babbage un siglo antes, existe el consenso general de que Babbage fue un auténtico pionero y precursor de las modernas computadoras.

Dos de las figuras centrales del desarrollo de la computación conocían la obra de Babbage [3], [34]: Alan Turing (1912-1954), quien formuló las bases teóricas de la computación y trabajó con máquinas como Colossus y ACE (Automatic Computing Engine) en Gran Bretaña; y John von Newmann (1903-1957), quien formuló –junto a otros– y publicó la idea de la arquitectura de las computadoras y trabajó con las máquinas ENIAC y EDVAC. En los EUA, Vannevar Bush (1890-1974), quien desarrolló el Differential Analyzer, y Howard Aiken (1900-1973), responsable de la Harvard Mark-I, también conocían las ideas de Babbage [34], aunque en el caso de Aiken, un gran admirador de Babbage, existen opiniones de que realmente no las conocía en detalle [22, Chapter Four], [36]. De los otros pioneros, algunas importantes figuras parecen que no estaban al tanto de la concepción de Babbage hecha un siglo antes [34]: George R. Stibitz (1904-1995) de los EUA, diseñador del Complex Number Calculator; Konrad Zuse (1910-1995), creador de la Z3 en Alemania; John Presper Eckert (1919-1995) y John Mauchly (1907-1980), quienes junto a Newmann construyeron las computadoras ENIAC y EDVAC en los EUA; Maurice Wilkes (1913), responsable de la EDSAC, y Tom Kilburn (1921-2001), co-líder del proyecto de la Manchester Mark-I, ambos en Gran Bretaña. Desconocemos los detalles del caso de John Atanasoff (1903-1995) y Clifford Berry (1918-1963), quienes conjuntamente diseñaron la ABC (Atanasoff-Berry Computer) en los EUA.

Ada, como destacada expositora del trabajo de Babbage, visionaria de la utilidad universal de las computadoras y pionera de la programación –la primera programadora de la historia para algunos–, también ha recibido merecidos reconocimientos.

Existe un lenguaje de programación de alto nivel llamado Ada, en honor a nuestra protagonista, específicamente desarrollada para el Departamento de Defensa de los EUA con la finalidad de servir como el estándar en los sistemas de software en línea que controlan sus sistemas de defensas. La idea de un lenguaje único estándar para esa institución comenzó en el año 1975 y tras una evaluación de los lenguajes de programación existentes en aquella época se llegó a la conclusión que era necesario diseñar uno nuevo, en la línea de los lenguajes PL/1, Pascal y Algol-68, para poder cumplir con los rigurosos requerimientos estipulados. Se realizó un concurso de diseño del cual se seleccionaron cuatro equipos entre las catorce propuestas; finalmente la propuesta del grupo francés CII Honeywell Bull salió ganadora y fue anunciado públicamente el 14 de mayo de 1979 [37]. Antes de usar el nombre de Ada se había solicitado el permiso a Lord Anthony Lytton, hijo de Judith Blunt-Lytton y nieto de Anne, la única hija de Ada. En la carta de solicitud, de fecha 10 de agosto de 1978, se expresa la motivación:
«Ella [Ada] tiene la distinción de ser entre los primeros en apreciar el significado del trabajo de Charles Babbage en la Máquina Analítica (es decir, la precursora de las computadoras modernas) y fue una gran expositora de las ideas de Babbage. De hecho, ella pudiera ser llamada la primera programadora». [37, p. 319]
Lord Lytton respondió en forma positiva ocho días después, el 18 de agosto de 1978. El lenguaje Ada se convirtió en un estándar militar en los EUA, bajo la designación MIL-STD 1815, donde el número expresamente coincide con el año de nacimiento de Ada, la condesa de Lovelace. La aprobación del estándar fue hecha el 10 de diciembre de 1980, coincidiendo con el 150 aniversario del nacimiento de Ada, y anunciado públicamente dos días después, respetando la fecha del anuncio del nacimiento de Augusta Ada Byron en la prensa, que fue el 12 de diciembre de 1810 [38, p. 23]. El uso del lenguaje Ada en los proyectos de software del Departamento de Defensa de los EUA fue obligatorio entre 1987 y 1997; la OTAN, por su parte, también lo adoptó como un estándar en 1985. Por su robustez e idoneidad para el desarrollo de sistemas de software complejos, de tiempo real y misión crítica, el lenguaje Ada ha sido usado en numerosos otros campos donde la seguridad y confiabilidad es algo imprescindible: control de tráfico aéreo (en más de 25 países, entre ellos Alemania, Australia, Bélgica, Brasil, Canadá, China, Dinamarca, España, Francia, India, Kenia, Pakistán, Sudáfrica, Suecia, Taiwán, etc.); aviación comercial (Airbus, Boeing, Lockheed-Martin, etc.); transportación ferroviaria (metros de Atenas, Budapest, Caracas, Ciudad México, Londres, Madrid, Paris, San Juan, etc.; el TGV de Francia; el tren subterráneo de Nueva York y Paris; sistemas de trenes en Francia, Suiza, etc.); cohetes y vehículos espaciales comerciales (Ariane 4 y 5); satélites de comunicación y navegación; vehículos espaciales científicos (SOHO, Huygens, Mars Express, Beagle 2, etc. de la Agencia Espacial Europea; Aqua, Terra, CloudSat, etc. de la NASA; y otros más); transporte marítimo de carga; telecomunicaciones (Nortel de Canadá y otros); tecnología médica; banca y finanza; etc. (Hay una lista detallada en [39]).

La Asociación para las Mujeres en la Computación (Association for Women in Computing), una organización sin fines de lucro, para todas las personas (no solo mujeres) interesadas en la informática y tecnología, que se dedica a impulsar a las mujeres en esos campos, tiene instituido el Premio Augusta Ada Lovelace (Augusta Ada Lovelace Award). Sirve para honrar a individuos que han hecho contribuciones científicas y tecnológicas excepcionales y/o servicios extraordinarios a la comunidad de la computación, mediante sus logros y contribuciones a favor de la mujer en ese campo. Ha sido otorgado desde el año 1982, la última vez en el 2005.

La Medalla Lovelace (Lovelace Medal), en honor a la condesa de Lovelace, es otorgada por la Asociación Británica de la Computadora (British Computer Society) desde 1998 para premiar a personas que han hecho contribuciones significativas al avance o al entendimiento del campo de los Sistemas de Información. Aunque la ponderación de los candidatos para la medalla es anual y puede otorgarse a más de una persona, también puede quedar vacante, tal como ha ocurrido en algunos años.

En España, la Organización Española para la Coeducación Matemática Ada Byron trabaja desde 1991 a favor de una coeducación real en los centros educativos, con igualdad de oportunidades para jóvenes de ambos sexos para su aprendizaje de las Matemáticas y para sus perspectivas profesionales. La organización The Ada Project―TAP, en los EUA, mantiene desde 1994 informaciones relevantes sobre la participación de las mujeres en la informática. Existe también la red de guía Das Ada-Lovelace Projekt―ALP, iniciada en Alemania en 1997, que trabaja para atraer a las jóvenes a la ciencia, la ingeniería y las matemáticas; y fomentar una red y alianza entre mujeres y hombres.

El interés por Ada ha motivado que desde hace unas décadas haya surgido una buena cantidad de literatura sobre su vida y obra, en libros, publicaciones profesionales, revistas, etc. Ada también ha sido tema de película y documental.

XIV
Conclusiones sobre Ada


En muchas ocasiones Ada ha sido referida como la primera programadora de la historia por la inclusión del cálculo de los números Bernoulli en las Notas, pero eso es algo que ha sido disputado por algunos [40], [41] que consideran que Babbage y posiblemente sus hijos –el mayor por lo menos– precedieron a ella como programador. Ya mencionamos anteriormente que en su autobiografía [16] Babbage menciona que fue él quien realizó esa programación de los números Bernoulli y considerando esa información como fiable, entendemos que Ada no debe ser considerada la primera programadora; hacerlo sería cometer una injusticia contra la verdad histórica. Ada sí fue la primera expositora y una precursora de la programación (aún cuando no haya sido la primera programadora), y la admirable visión que plasmó en las Notas con respecto al potencial del uso de la Máquina Analítica la convierten también en una auténtica –posiblemente la primera– visionaria de la informática.

XV
Consideraciones personales


Recorrer y conocer la historia de Ada –como la de otros personajes de relieve– pueden tentar a la búsqueda de lecciones y conclusiones de aplicabilidad general. Compartimos a continuación algunas de ellas, que hemos sacado desde nuestra óptica personal.

En primer lugar, el papel fundamental que juega la educación en la vida de las personas, su rol vital en el desarrollo de todo el potencial de cada persona. En el caso de Ada, de no haber recibido esa «educación especial» enfatizada en las matemáticas desde pequeña es muy posible que nunca hubiésemos visto las Notas, al menos no de su pluma. Ada, sin dudas, tenía predisposición y talento natural para la ciencia de los números y una viva imaginación, pero de no haber sido educada para ser versada en las matemáticas y de no haberse tenido contacto con otras disciplinas del saber –produciéndole el despertar de su curiosidad intelectual–, no hubiese producido lo que legó al mundo.

En segundo lugar, el talento natural, el carácter personal, la educación y la práctica disciplinada, todos conjugados, aún no garantizan los resultados exitosos. Es necesario que existan las oportunidades y las circunstancias propicias para que el individuo poseedor todos esos factores desarrolle y explote su potencial –idealmente al máximo– y llegue al éxito. Con frecuencia, esas oportunidades y circunstancias son de carácter puramente fortuito. Así, Ada tuvo la fortuna de vivir en un período y en un círculo social donde estaban los factores necesarios para ella sobresalir: nació precisamente en ese momento histórico y en Inglaterra, donde se estaban produciendo tantos avances; debido a su posición social, conoció a Babbage y Mary Somerville; Babbage diseñó sus máquinas en esa época; Menabrea escribió su trabajo en francés –y no en inglés o algún idioma ajeno al conocimiento de Ada–; Babbage confrontó problemas para financiar su proyecto, lo que motivó la traducción del trabajo de Menabrea y de ahí la génesis de las Notas; y, finalmente, Ada contó también con un marido que la apoyó en sus inquietudes intelectuales. En el sentido negativo, Ada no tuvo mucho más oportunidades –si es que tuvo algunas– de aportar con su talento luego de las Notas. Causa cierta tristeza contemplar ahora –tantos años más tarde– que en los años de su última década su capacidad intelectual fue desperdiciada. Y la misma sensación nos invade saber que ella tuvo tan corta vida, plagada de problemas de salud.

Finalmente, en tercer lugar, está el gran peligro y daño que ocasiona la existencia del prejuicio y la discriminación. De haber sido Wheatstone y Babbage prejuiciados con Ada, por su condición de mujer y, como tal, poco aceptada para las ciencias y matemáticas en esa época, las famosas Notas no hubiesen nacido. Eso solo nos da una idea, quizás bastante ínfima, de lo que ha perdido el mundo por haber excluido, aún sea parcialmente, al sexo femenino de esos campos y de tantas otras áreas durante mucho tiempo. Y si lo generalizamos al prejuicio y la discriminación en sentido general –de todos los tipos–, la magnitud del daño que el mundo ha sufrido y sigue sufriendo es incuestionablemente aún mucho mayor.

Conscientes del peligro de salirnos del tema de este trabajo, concluimos con la siguiente última observación. La realización en la práctica de lo correcto que debe derivarse de las tres lecciones y conclusiones señaladas anteriormente es algo que escapa al solo deseo, la sola voluntad y la acción individual de cada ser humano. A fin de proveer la educación adecuada; crear las oportunidades y condiciones propicias para el desarrollo humano en general –independientemente de que a nivel de cada persona puedan incidir factores puramente fortuitos, fuera del control humano–; y eliminar la discriminación y el prejuicio, se necesita la presencia del deseo, la decisión, la voluntad y la acción de todos los miembros de la sociedad, desde los padres y tutores, hasta los economistas, políticos y gobernantes.


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Agradezco mucho a Franziska (quien está aquí –donde hay una reseña sobre Ada– y acá) por haberme sugerido abordar este tema y, de esa manera, despertado mi interés en Ada. Ha sido una gran experiencia conocer en detalle la vida de Ada y, en el proceso, aprender más sobre Babbage y sus máquinas y también sobre las otras notables figuras.


Notas y Referencias
[1] B.A. Toole, “Ada Byron, Lady Lovelace, An Analyst and Metaphysician,” IEEE Annals of the History of Computing, vol. 18, n.º 3, pp. 4-12, otoño de 1996, http://doi.ieeecomputersociety.org/10.1109/85.511939 (30 de marzo de 2008).

[2] R. Thomas, “Ada Lovelace―visions of today,” Plus Magazine, marzo de 2005, http://plus.maths.org/issue34/features/ada/index.html (16 de abril de 2008).

[3] V. Berrón Lara, “Augusta Ada King, Condesa de Lovelace,” Revista digital Matemáticas, Educación e Internet, http://www.cidse.itcr.ac.cr/revistamate/HistoriaMatematica/HistoriaV8n2-007/Augusta%20Ada%20King.htm (26 de mayo de 2008).

[4] Androom, “Milbanke, Anna Isabella,” The Androom Archive, 4 de noviembre de 2006, http://www.xs4all.nl/~androom/biography/p006574.htm (29 de mayo de 2008).

[5] H. Beecher Stowe, “The True Story of Lady Byron's Life,” Atlantic Monthly, septiembre de 1869, http://www.theatlantic.com/doc/186909/stowe-byron
(27 de mayo de 2008).

[6] H. Beecher Stowe, Lady Byron Vindicated, Boston, EUA: Fields, Osgood, & Co., 1870, http://englishhistory.net/byron/stowebyron.html (26 de mayo de 2008).

[7] C.L. James y D. E. Morrill, “The real Ada, countess of Lovelace,” ACM SIGSOFT Software Engineering Notes, vol. 8, n.º 1, pp. 30-31, enero de 1983, http://doi.acm.org/10.1145/1010954.1010960 (3 de mayo de 2008).

[8] V.R. Huskey y H.D. Huskey, “Lady Lovelace and Charles Babbage,” IEEE Annals of the History of Computing, vol. 2, n.º 4, pp. 299-329, octubre-diciembre de 1980, http://doi.ieeecomputersociety.org/10.1109/MAHC.1980.10042 (5 de mayo de 2008).

[9] J.J. O'Connor y E.F. Robertson, “Augusta Ada King, countess of Lovelace,” The MacTutor History of Mathematics archive, University of St Andrews, School of Mathematics and Statistics, agosto de 2002, http://www-history.mcs.st-andrews.ac.uk/Biographies/Lovelace.html (24 de mayo de 2008).

[10] B.A. Toole, “Ada Lovelace Biography,” Ada: The Enchantress of Numbers, http://www.well.com/user/adatoole/bio.htm (6 de mayo de 2008).

[11] M.R.S. Creese, “Somerville , Mary (1780–1872),” Oxford Dictionary of National Biography, H.C.G. Matthew y B. Harrison, Eds. Oxford, Reino Unido: OUP, 2004, http://www.oxforddnb.com/view/article/26024 (2 de junio de 2008).

[12] J.J. O’Connor y E.F. Robertson, “Mary Fairfax Greig Somerville,” The MacTutor History of Mathematics archive, University of St Andrews, School of Mathematics and Statistics, noviembre de 1999, http://www-history.mcs.st-andrews.ac.uk/Biographies/Somerville.html (2 de junio de 2008).

[13] S. Wood, “Mary Fairfax Somerville,” Biographies of Women Mathematicians, Agnes Scott College, abril de 1995, http://www.agnesscott.edu/lriddle/women/somer.htm (2 de junio de 2008).

[14] J.J. O’Connor y E.F. Robertson, “Caroline Lucretia Herschel,” The MacTutor History of Mathematics archive, University of St Andrews, School of Mathematics and Statistics, julio de 1999, http://www-history.mcs.st-andrews.ac.uk/Biographies/Herschel_Caroline.html (2 de junio de 2008).

[15] J.A.N. Lee, “Charles Babbage,” The History of Computing, Virginia Tech, Department of Computer Science, septiembre de 1994, http://ei.cs.vt.edu/~history/Babbage.html (3 de junio de 2008).

[16] C. Babbage, “Of The Analytical Engine,” en Passages from the Life of a Philosopher (Ch. VIII), 1864, http://www.fourmilab.ch/babbage/lpae.html (2 de junio de 2008).

[17] A.A. King, condesa de Lovelace, “Sketch of the Analytical Engine invented by Charles Babbage, Esq., by L. F. Menabrea, of Turin, Officer of the Military Engineers, Translation with Extensive Notes,” Taylor’s Scientific Memoirs, vol. III, pp. 666-731, 1843, http://www.fourmilab.ch/babbage/sketch.html (24 de mayo de 2008).

[18] Computer History Museum, “The Engines,” The Babbage Engines, http://www.computerhistory.org/babbage/engines/ (15 de junio de 2008).

[19] Computer History Museum, “A Brief History,” The Babbage Engines, http://www.computerhistory.org/babbage/history/ (15 de junio de 2008).

[20] P.E. Dunne, “19th Century Contributions and their Impact on Elements of Modern Computers,” Mechanical Aids to Computation and the Development of Algorithms, University of Liverpool, Department of Computer Science, http://www.csc.liv.ac.uk/~ped/teachadmin/histsci/htmlform/lect4.html (19 de junio de 2008).

[21] Computer History Museum, “Charles Babbage,” The Babbage Engines, http://www.computerhistory.org/babbage/charlesbabbage/ (15 de junio de 2008).

[22] B. Collier, “The Little Engines that Could've: The Calculating Machines of Charles Babbage,” Ph.D. thesis, Harvard University, Department of History of Science, 1970, http://robroy.dyndns.info/collier/index.html (15 de junio de 2008).

[23] J. Fuegi y J. Francis, “Lovelace & Babbage and the Creation of the 1843 'Notes',” IEEE Annals of the History of Computing, vol. 25, n.º 4, pp. 16-26, octubre-diciembre de 2003, http://doi.ieeecomputersociety.org/10.1109/MAHC.2003.1253887 (30 de marzo de 2008).

[24] J.J. O’Connor y E.F. Robertson, “Federico Luigi Menabrea,” The MacTutor History of Mathematics archive, agosto de 2006, http://www-history.mcs.st-andrews.ac.uk/Biographies/Menabrea.html (2 de junio de 2008).

[25] S. de Kock, “Sir Charles Wheatstone and the Wheatstone Collection,” HOST - The History of Science and Technology 1801-1914, King's College London, http://www.kcl.ac.uk/depsta/iss/library/speccoll/host/wheatstone.html (8 de junio de 2008).

[26] Institute of Chemistry, “Michael Faraday,” Famous Scientists, The Hebrew University of Jerusalem, Faculty of Science, http://chem.ch.huji.ac.il/history/faraday.htm (12 de junio de 2008).

[27] C.R. Weld, History of the Royal Society, With Memoirs of the Presidents, II. London: J. W. Parker, p. 387, 1848, citado en [8, p. 315].

[28] RootsWeb, “Augusta Ada Byron Lovelace,” Loveless & Lovelace Family, http://homepages.rootsweb.ancestry.com/~lovelace/adabyron.htm (17 de junio de 2008).

[29] A.G. Bromley, “The Evolution of Babbage's Calculating Engines,” IEEE Annals of the History of Computing, vol. 9, n.º 2, pp. 113-136, abril-junio de 1987, http://doi.ieeecomputersociety.org/10.1109/MAHC.1987.10013 (7 de junio de 2008).

[30] Existen algunos portales en español que indican la existencia de otra hija de Ada, llamada Scherezada, producto de su relación con Sir David Brewster [64], [http://palaciodurazno.com/slp/#]. A la fecha de este trabajo esa información está incluso en la página de Wikipedia en occitano dedicada a Ada. Esa información no es reportada por ninguna de las otras fuentes consultadas en este trabajo, ni tampoco obtuvimos información alguna investigando sobre Scherezada (también Scherezade –su equivalente en inglés–) con apellido Lovelace, King o incluso Brewster. Existe un error obvio en el año de nacimiento de la supuesta hija, 1815 según lo señalado en [64], por cuanto en ese mismo año fue que nació Ada. El nombre Scherezada (que viene del personaje central de la famosa obra árabe Las mil y una noches) también parece extraño y poco ortodoxo para una hija de dos miembros de la nobleza británica en plena época victoriana. Tampoco encontramos referencias a ella en las páginas de genealogía que incluyen informaciones sobre Ada [28], [48], [71]. La conclusión inicial nuestra era que esa información parecía incorrecta. Luego encontramos el excelente trabajo presentado en [3] y en su texto se hace un análisis de este mismo tema y se llega a la misma conclusión. Nuestra conclusión final al respecto es que no existió tal hija de Ada llamada Scherezada.

[31] Computer History Museum, “A Modern Sequel,” The Babbage Engines, http://www.computerhistory.org/babbage/modernsequel/ (20 de junio de 2008).

[32] D. Terdiman, “Charles Babbage's masterpiece difference engine comes to Silicon Valley,” CNET News.com, 9 de abril de 2008, http://news.cnet.com/8301-13772_3-9915667-52.html (21 de junio de 2008).

[33] Science Museum, “Babbage,” http://www.sciencemuseum.org.uk/onlinestuff/stories/babbage.aspx (22 de junio de 2008).

[34] N. Metropolis y J. Worlton, “A Trilogy on Errors in the History of Computing,” IEEE Annals of the History of Computing, vol. 2, n.º 1, pp. 49-59, enero-marzo de 1980, http://doi.ieeecomputersociety.org/10.1109/MAHC.1980.10007 (19 de junio de 2008).

[35] M.V. Wilkes, “Charles Babbage―the great uncle of computing?” Communications of ACM, vol. 35, n.º 3, pp. 15-16, 22, marzo de 1992, http://doi.acm.org/10.1145/131295.214839 (26 de mayo de 2008).

[36] I.B. Cohen, “Babbage and Aiken,” IEEE Annals of the History of Computing, vol. 10, n.º 3, pp. 171-193, julio-septiembre de 1988, http://doi.ieeecomputersociety.org/10.1109/MAHC.1988.10029 (8 de junio de 2008).

[37] W.A. Whitaker, “Ada―the project: the DoD high order language woking group,” ACM SIGPLAN Notices, vol. 28, n.º 3, pp. 299-331, marzo de 1993, http://doi.acm.org/10.1145/155360.155376 (20 de junio de 2008).

[38] P.M. Cohen, “From HOLWG to AJPO: Ada in transition,” ACM SIGAda Ada Letters, vol. I, n.º 1, pp. 22-25, julio-agosto de 1981, http://doi.acm.org/10.1145/998236.998238 (20 de junio de 2008).

[39] M.B. Feldman, “Who's Using Ada? Real-World Projects Powered by the Ada Programming Language,” The George Washington University, School of Engineering & Applied Science, junio de 2008, http://www.seas.gwu.edu/~mfeldman/ada-project-summary.html (26 de junio de 2008).

[40] R.A. Hyman, “Augusta Ada Lovelace (née Byron), 1815-1852,” The Babbage Pages, University of Exeter, 1 de octubre de 1996, http://www.projects.ex.ac.uk/babbage/ada.html (24 de mayo de 2008).

[41] M. Godoy, “Ada Lovelace, Countess of Controversy,” TechTV News, 9 de marzo de 2001, http://www.g4tv.com/techtvvault/features/27659/Ada_Lovelace_Countess_of_Controversy.html (26 de mayo de 2008).

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Bibliografía (otras fuentes no listadas en Notas y Referencias)
[42] Ada Information Clearinghouse, “Ada Programming Language Policy and History,” http://archive.adaic.com/ase/ase02_01/docs/pol_hist/index.shtml (26 de junio de 2008).

[43] The Brewster Kaleidoscope Society, “Sir David Brewster,” http://www.brewstersociety.com/brewster_bio.html (19 de junio de 2008).

[44] A.G. Bromley, “Charles Babbage's Analytical Engine, 1838,” IEEE Annals of the History of Computing, vol. 20, n.º 4, pp. 29-45, octubre-diciembre de 1998, http://doi.ieeecomputersociety.org/10.1109/85.728228 (25 de mayo de 2008). Artículo originalmente publicado en IEEE Annals of the History of Computing, vol. 4, n.º 3, pp. 196-217, julio-septiembre de 1982.

[45] A.G. Bromley, “Babbage's Analytical Engine Plans 28 and 28a-The Programmer's Interface,” IEEE Annals of the History of Computing, vol. 22, n.º 4, pp. 5-19, octubre-diciembre de 2000, http://doi.ieeecomputersociety.org/10.1109/85.887986 (25 de mayo de 2008).

[46] Computer History Museum, “Computers,” Timeline of Computer History, http://www.computerhistory.org/timeline/?category=cmptr (20 de junio de 2008).

[47] P.E. Dunne, “Digital Electronic Computers prior to 1950,” Mechanical Aids to Computation and the Development of Algorithms, University of Liverpool, Department of Computer Science, http://www.csc.liv.ac.uk/~ped/teachadmin/histsci/htmlform/lect5.html (19 de junio de 2008).

[48] Exmoor National Park, “Ada Lovelace and Exmoor,” http://www.exmoor-nationalpark.gov.uk/index/learning_about/learning_publications/literary-associations/ada-lovelace.htm (24 de mayo de 2008).

[49] D. Gürer, “Women in computing history,” ACM SIGCSE Bulletin, vol. 34, n.º 2, pp. 116-120, junio de 2002, http://doi.acm.org/10.1145/543812.543843 (6 de mayo de 2008).

[50] Institute of Chemistry, “Thomas Johann Seebeck,” Famous Scientists, The Hebrew University of Jerusalem, Faculty of Science, http://chem.ch.huji.ac.il/history/seebeck.html (12 de junio de 2008).

[51] J.A.N. Lee, “Ada Augusta, Countess of Lovelace, 1815-1852―What was her family name?” IEEE Annals of the History of Computing, vol. 22, n.º 4, pp. 72-73, octubre-diciembre de 2000, http://doi.ieeecomputersociety.org/10.1109/MAHC.2000.888000 (27 de mayo de 2008).

[52] J.J. Lewis, “Ada Lovelace, mathematician, computer pioneer,” About.com, http://womenshistory.about.com/cs/sciencemath1/a/bio_lovelace.htm?once=true& (6 de mayo de 2008).

[53] M. Mattis, “Repurposing Ada,” Salon.com, 16 de marzo de 1999, http://archive.salon.com/21st/feature/1999/03/16feature.html (6 de mayo de 2008).

[54] J.J. O’Connor y E.F. Robertson, “Alan Mathison Turing,” The MacTutor History of Mathematics archive, University of St Andrews, School of Mathematics and Statistics, octubre de 2003, http://www-history.mcs.st-andrews.ac.uk/Biographies/Turing.html (23 de junio de 2008).

[55] J.J. O’Connor y E.F. Robertson, “Augustus De Morgan,” The MacTutor History of Mathematics archive, University of St Andrews, School of Mathematics and Statistics, diciembre de 1996, http://www-history.mcs.st-andrews.ac.uk/Biographies/De_Morgan.html (12 de junio de 2008).

[56] J.J. O’Connor y E.F. Robertson, “Florence Nightingale,” The MacTutor History of Mathematics archive, University of St Andrews, School of Mathematics and Statistics, octubre de 2003, http://www-history.mcs.st-andrews.ac.uk/Biographies/Nightingale.html (12 de junio de 2008).

[57] J.J. O’Connor y E.F. Robertson, “Georg Simon Ohm,” The MacTutor History of Mathematics archive, University of St Andrews, School of Mathematics and Statistics, enero de 2000, http://www-history.mcs.st-andrews.ac.uk/Biographies/Ohm.html (12 de junio de 2008).

[58] J.J. O’Connor y E.F. Robertson, “Giovanni Antonio Amedeo Plana,” The MacTutor History of Mathematics archive, University of St Andrews, School of Mathematics and Statistics, mayo de 2000, http://www-history.mcs.st-andrews.ac.uk/Biographies/Plana.html (12 de junio de 2008).

[59] J.J. O’Connor y E.F. Robertson, “John Frederick William Herschel,” The MacTutor History of Mathematics archive, University of St Andrews, School of Mathematics and Statistics, julio de 1999, http://www-history.mcs.st-andrews.ac.uk/Biographies/Herschel.html (19 de junio de 2008).

[60] J.J. O’Connor y E.F. Robertson, “John von Neumann,” The MacTutor History of Mathematics archive, University of St Andrews, School of Mathematics and Statistics, octubre de 2003, http://www-history.mcs.st-andrews.ac.uk/Biographies/Von_Neumann.html (23 de junio de 2008).

[61] J.J. O’Connor y E.F. Robertson, “Maria Gaëtana Agnesi,” The MacTutor History of Mathematics archive, University of St Andrews, School of Mathematics and Statistics, enero de 1999, http://www-history.mcs.st-andrews.ac.uk/Biographies/Agnesi.html (12 de junio de 2008).

[62] J.J. O’Connor y E.F. Robertson, “Marie-Sophie Germain,” The MacTutor History of Mathematics archive, University of St Andrews, School of Mathematics and Statistics, diciembre de 1996, http://www-history.mcs.st-andrews.ac.uk/Biographies/Germain.html (12 de junio de 2008).

[63] J. Perridge, “Kirkby Hall Home Of The Noel Family,” Kirkby Mallory, http://www.btinternet.com/~john.pge/noel.html (24 de mayo de 2008).

[64] S. Romero, “La primera programadora: Ada Lovelace,” laflecha.net, 18 de mayo de 2005, http://www.laflecha.net/perfiles/tecnologia/ada_lovelace (24 de mayo de 2008).

[65] San Diego Supercomputer Center, “Ada Byron, Countess of Lovelace,” http://www.sdsc.edu/ScienceWomen/lovelace.html (6 de mayo de 2008).

[66] L. Talisman, “Ada Lovelace's Notes and The Ladies Diary,” The Ada Project (antiguo portal), Yale University, Computer Science Department, http://www.cs.yale.edu/homes/tap/Files/ada-lovelace-notes.html (26 de mayo de 2008).

[67] B.A. Toole, “A Selection and Adaptation From Ada's Notes found in ‘Ada, The Enchantress of Numbers,’ by Betty Alexandra Toole Ed.D. (Strawberry Press, Mill Valley, CA),” The Ada Project (antiguo portal), Yale University, Computer Science Department, http://www.cs.yale.edu/homes/tap/Files/ada-lovelace-notes.html (26 de mayo de 2008).

[68] B.A. Toole, “A Selection and Adaptation From Ada's Notes found in ‘Ada, The Enchantress of Numbers,’ by Betty Alexandra Toole Ed.D. (Strawberry Press, Mill Valley, CA),” Biographies of Women Mathematicians, Agnes Scott College, http://www.scottlan.edu/lriddle/women/ada-love.htm (26 de mayo de 2008).

[69] B.A. Toole, “Ada, an analyst and a metaphysician,” ACM SIGAda Ada Letters, vol. XI, n.º 2, pp. 60-71, marzo-abril de 1991, http://doi.acm.org/10.1145/122028.122031 (29 de marzo de 2008).

[70] B.A. Toole, “Ada Byron, Lady Lovelace,” Biographies of Women Mathematicians, Agnes Scott College, http://www.scottlan.edu/lriddle/women/love.htm (26 de mayo de 2008).

[71] L. van der Pas, “Hon. Augusta Ada Byron,” Genealogics, http://genealogics.org/getperson.php?personID=I00057751&tree=LEO (24 de mayo de 2008).

[72] The Victorian Web, “Charles Dickens,” http://www.victorianweb.org/authors/dickens/ (19 de junio de 2008).

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Imágenes (de arriba a abajo)
[I1] Ada, la condesa de Lovelace. Fuente: Wikimedia Commons http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:Ada_lovelace.jpg

[I2] Lord Byron, el padre de Ada, en traje albanés. Retrato por Thomas Phillips, pintado en 1835 (a partir de un esbozo de 1813). Fuente: Wikimedia Commons http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:Lord_Byron_in_Albanian_dress.jpg

[I3] Lady Annabella Milbanke, la madre de Ada. Fuente: Wikimedia Commons http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:Anabella_Milbanke.jpg

[I4] Charles Babbage. Fuente: Wikimedia Commons http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:CharlesBabbage.jpg

[I5] Mary Somerville. Fuente: Wikimedia Commons http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:Mary_Somerville.jpg

[I6] La Máquina Diferencial n.º 2 (Difference Engine No. 2) en el Museo de Ciencia, Londres. Foto por Joe D, enero de 2005. Fuente: Wikimedia Commons http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:050114_2529_difference.jpg

[I7] Ada, la condesa de Lovelace. Fuente: Wikimedia Commons http://commons.wikimedia.org/wiki/Image:Ada_Lovelace.jpg

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